La aldea Palma Redonda está ubicada en el municipio Ureña en el estado Táchira cerca de la frontera con Colombia, allí se encuentra el Ejército venezolano realizando un operativo supuestamente para eliminar a los paramilitares, pero a costa de desplazar o asesinar a los productores del lugar.
El Político
Para la periodista Sebastiana Barráez de infobae.com se desconoce el motivo de esas acciones en la aldea Palma Redonda que la están dejando desolada.
Un poblador de Ureña comentó que años atrás los paramilitares se ubicaron en una aldea llamada La Mulata, cerca de Palma Redonda, luego legó el ejército Venezolano y los paracos se fueron, pero al irse los militares, volvieron al lugar.
El habitante del lugar narró, “Por aquí han pasado las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Clan del Golfo, Rastrojos, es decir cualquier cantidad de paramilitares. Ellos llegan a las fincas donde estamos trabajando a cobrar la vacuna (colaboración obligada) y hay que pagarla. A veces se llevaban, sin que pudiéramos hacer nada, reses, maíz, limones, cachamas, gallinas, verduras”.
Desde hace un tiempo, la Fuerza Armada Venezolana apareció en Palma Redonda y empezaron a presionar a sus habitantes, por ese motivo la mayoría de los pobladores decidieron abandonar el lugar, quedando tan sólo cuatro fincas productivas.
Caso Diosemel Castro Quintero
El pasado 29 de agosto, Diosemel Castro Quintero se dirigía a su finca El Paraíso ubicada en aldea Palma Redonda, desde Cúcuta. El lugar se lo compró once años atrás a un capitán de la Guardia Nacional.
Al regresar de su finca en su camioneta Toyota blanca, cerca del sector Las Vegas, una comisión del Ejército encapuchados y portando armas largas, lo interceptó, le disparó y lo asesinaron.
Al parecer el homicidio lo cometió un soldado alto y negro que dijo que lo mató porque alguien le comentó que el productor era uno de los hombres de El Paisa, un paramilitar que nadie ha visto y solo se conoce de él por mensajes de voz.
La finca del hombre asesinado tiene un bosque de pinos, buen clima, agua natural propia, una cascada con una quebrada, verdes pastos, dos pozos donde criaba cachamas, 40 reses, cerdos, bastante maíz, limones y frijol. Vendía leche y queso, es decir es productiva.
Según la periodista se puede presumir que los militares lo asesinaron por error creyendo que Castro Quintero era paramilitar. También se puede creer que era para robarle la finca, cosa que hacen muchos militares venezolanos.
Militares saquearon la finca
Después de tres días del asesinato del productor, los militares fueron a su finca y la saquearon, se llevaron hasta las camas y mataron un caballo.
Cuando sus familiares y amigos procedieron a llevarse su cadáver para enterrarlo en Colombia, trataron de cruzar por el puente internacional con pancartas que decían: “Ejército asesino”, “Gobierno asesino”, pero el capitán del puesto militar les dijo que entregaran las pancartas o se devolvieran con el muerto. El hombre las recogió.
¿Guerrilleros en lugar de Paramilitares?
Cuando comenzó el 2019, un grupo de hombres vestidos de negro llegaron a esa región con los militares venezolanos.
Castro Quintero indicó, “los militares quieren sacar a los paracos para meter a los guerrillos, que ya tienen tomado desde Llano Jorge hasta Tienditas”, pero luego no vieron más a esos hombres.
Unos días atrás –antes del asesinato de Castro Quintero- corrió el rumor de que el Ejército iría a Palma Redonda para matar a quienes vieran en la aldea, por ello la mayoría de los productores y trabajadores abandonaron las fincas.
El ejército venezolano secuestra a trabajador
Merilio Pérez Toro es un trabajador que tenía tres meses laborando en la finca La Vega ubicada en el poblado Palma Redonda, cuando la Fuerza Armada Bolivariana fue hasta ese lugar disparando y se lo llevaron acusándolo de ser un paramilitar. Los otros obreros lograron huir.
Esa finca en la cual trabajaba Pérez Toro tiene cacao, plátanos, gallinas, guanábana, aguacates, ganado, muchos pollos. Su dueña tiene más de un año que no va por miedo, pero la mantiene e invierte en ella, cuidando sus siembras y animales.
A Merilio se lo llevaron sin orden y todavía no lo han presentado ante el Ministerio Público. Un abogado fue para defenderlo pero no lo dejaron asistirlo, después lo dejaron en libertad.
Luego de arrestar a Pérez Toro el ejército fue hasta la finca La Vega e hicieron lo mismo que en la finca El Paraíso. Se robaron todo.
Un habitante de la zona afirma, “los militares se meten con los productores porque saben que son vulnerables ante su fuerza y violencia, pero a los paramilitares no los enfrentan porque esos sí están armados hasta los dientes. Y con los guerrilleros no se meten para nada”.
Los militares quieren la zona
Entre las personas que han abandonado el poblado Palma Redonda aseguran que los militares quieren la zona y por eso agreden a los ciudadanos que habitan allí.
Uno de los trabajadores comentó indignado, “claro que los militares saben qué pasa en la aldea, saben de los paramilitares porque se les dijo el año pasado cuando vino un oficial de Caracas”.
Los últimos cuatro productores que quedaban les rogaban a los obreros para que se quedaran por miedo a los paramilitares.
Pero a Diosmel Castro Quintero lo mataron los militares.
Una mujer del lugar aseveró, “los paramilitares llegan con armas, se sientan, piden agua, nos dicen véndame una gallina, deme ese racimo, necesito unas frutas, será que me puedo llevar unas cachamas. Cómo dice uno que no, cuando sabe que la vida ahí no vale nada”.
Hace más de un año fueron unos militares venezolanos, comandados por un coronel, reunió al pueblo diciéndoles que tenían evidencias de paramilitares en la zona, le dijeron que si era verdad, per o que no lo podían enfrentar porque no tenía como.
Después llegó la comisión de los militares venezolanos, la gente creyó que iba a defenderlos, pero no fue así.
Uno de los dueños que abandonó sus tierras aseveró,” Lo primero que hicieron los militares en las fincas fue robarse los telefonitos que uno les entrega a los obreros para poderse comunicar. Se llevaban la comida y cuanto encontraban en las fincas. Hasta el maíz y las verduras las arrancaban y, cómo no sabían hacerlo, dañaron las matas; la excusa es que tenían hambre porque no les mandaban comida. Nos robaban para poderse alimentar, aun cuando los ayudábamos suministrándoles cuanto podíamos. En la finca de Diosemel le descuartizaron una res”.
Luego los abusos de los militares fueron cada vez peor, “Los soldados se metían a las casas a bañarse, sin importarles si habían niños, querían dar órdenes dentro de las viviendas”.
La gente empezó a abandonar el lugar.
Otro dueño de finca que abandonó el lugar declaró, “Dejé botada mi inversión de toda la vida. Ahora sé que los militares quieren esa zona y uno no puede quedarse ahí, corriendo peligro, cuando la vida vale más”.