Las regiones en Venezuela enfrentan un desmantelamiento y abandono hasta el punto de que la mayoría de las empresas privadas dedicadas al campo desaparecieron o están por desaparecer. Cifras del propio gobierno revelan que se han expropiado 1.200 fincas y que de ellas solo el 10 por ciento serían productivas. Recorrer el país es ver de cerca cómo fracasó la política agrícola oficial. Ni jóvenes, ni viejos: ya no hay oportunidad alguna de desarrollo en el sector rural. El abandono del campo y del campesino es cada vez mayor. Muchos han cambiado sus tierras para buscar mejores oportunidades en las grandes capitales del país. Aquellos días de promesas y consignas del tipo de «La tierra es de quien la trabaja» se agotaron. La realidad es muy distinta.
El campo venezolano se debate entre la vida y la muerte, por falta de productividad. Un problema más es la falta de apoyos económicos y que los subsidios de los gobiernos regionales están otorgados, en muchas ocasiones, al amparo de la corrupción. La gente ya no quiere colocarse una franela roja, blanca, amarilla para ser tomada en cuenta, solo desea trabajar.
La inseguridad sigue ganando terreno en detrimento del sector productivo nacional. Algo que poco se comenta es que en Venezuela ocurren por mes entre 1.200 y 1.500 robos de reses. Sólo en el estado Zulia una de las zonas ganaderas por excelencia se roban entre 400 y 500 reses. Según la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga). Adicional a esto, en los últimos meses se ha intensificado el desmembramiento de animales, situación que lleva a la quiebra a los productores.
Los problemas no se acaban allí quienes habitan en el interior del país sufren a diario cortes prolongados en el suministro de agua y luz y el transporte público es casi inexistente. Los reportes de protestas en las carreteras por las carencias que sufren son a diario. Lo que genera en la mayoría de los casos acciones vandálicas que se hacen incontrolables por parte de las autoridades.
En 1999 Chávez representaba la esperanza y el desarrollo de esas zonas remotas excluidas. El gobierno se enorgullecía de su apoyo popular forjado conprogramas de bienestar social que hoy prácticamente no existen.Ahora esos pueblos están llenos de enojo son posiblemente la amenaza más grande para Maduro.
Con información de ABC