Casi dos décadas después de ayudar a fundar Netflix , Mitch Lowe dirige su atención a otra startup que intenta cambiar la forma en la que la gente mira películas. Lowe ha obtenido el cargo de gerente ejecutivo de MoviePass, una empresa de cinco años que ofrece suscripciones libres para cines.
MoviePass le da a sus suscriptores una tarjeta de débito que les permite ir a todas las películas que quieran. El servicio va desde US$30 por mes, con precios mayores en ciudades con costo de vida más alto. La suscripción cubre el 90% de las salas de cine de Estados Unidos, según la compañía.
Sin embargo, la experiencia sigue viéndose como un fracaso, mayoritariamente porque los cines aún no están convencidos de la idea. En un cine de Manhattan, una tarjeta laminada en la boletería explicaba cómo funciona MoviePass. La explicación tenía cinco párrafos de largo.
Lowe admite que ha tenido mucho trabajo al intentar persuadir a los cines y a los espectadores sobre el proyecto. "Tenemos una suscripción que permite que la gente vaya a casi cualquier cine que acepte tarjeta de débito, pero la gente no se da cuenta de cuán genial puede ser esa experiencia", afirma.
Uno de los mayores obstáculos podría ser que la idea en sí recorre el camino opuesto a los hábitos de consumo cinematográfico de los últimos diez años. La presencia de los estadounidenses en las salas de cine bajó 17% desde 2002, según Box Office Mojo, y los cines han logrado sostenerse al aumentar sus precios, con tiques de películas que subieron un 45%.
Asimismo, los servicios de suscripción parecen funcionar mejor para productos de consumo rutinario. Ir al cine está convirtiéndose en rutina de menos y menos estadounidenses. Para lograr que la gente se sienta más cómoda con las suscripciones, MoviePass planea lanzar su primera campaña de marketing y Lowe quiere expandir los servicios de la compañía para lograr que la suscripción más baja comience en US$20.
Lowe, además, insiste en que los cines no tienen qué temer, ya que MoviePass no se lleva una tajada de las entradas que ayuda a vender. "Las salas recibirán la totalidad del precio. No estamos buscando un descuento o un reembolso", comenta Lowe. "Cuando comenzamos conversaciones, es la primera cosa que piensan: qué vamos a pedir".
Con Información de: El Observador