Venezuela, un país con las mayores reservas de petróleo en el mundo, en una grave crisis por el combustible y sus derivados. La mala gestión del régimen ha llevado al país a la quiebra total, donde ahora no sólo es la comida, medicinas, servicios básicos escasean sino también la gasolina y demás combustible, donde los venezolanos han tenido que optar por el mercado negro para poner en funcionamiento sus vehículos.
No sólo las largas y desesperantes colas de horas se forman en las estaciones de servicio que funcionan en San Cristóbal han hecho del tema de la escasez de gasolina un infierno sino también se le añade un ingrediente especial: la venta clandestina de gasolina. Donde los ciudadanos han tenido que optar por comprar una impipina o envase de 20 litros entre 20.000 y 75.000 bolìvares, lo que equivale a 1.000 y 3750 bolìvares el litro, respectivamente.
“Me cobraron la pimpina en 75.000 bolivares y los tuve que pagar porque tenía pacientes esperando”, aseguró José Leal, médico de San Cristobal a El Nacional, quien la largas colas en la gasolineras y la incertidumbre por la llegada de la cisterna lo llevaron a comprar el combustible en el mercado negro para poder cumplir con su trabajo.
El litro de gasolina contrabandeado cuesta 11 veces más que el precio establecido en las estaciones de servicio alternativas, que es 330 bolívares el litro y 5 veces más en las estaciones especiales exclusivas, donde el libtro está en 742 bolívares. Donde además, las gasolineras mencionadas funcionan en Táchira junto con las estaciones de servicio reguladas.
Hay que mencionar, que días pasados el gobernador “rojito” de la entidad, José Vielma Mora, aseguró que la interrupción en el despacho de etanol en Venezuela para elaborar la gasolina 95 octanos se debe a los recientes terremotos y huracanes en el mundo, razón por la que los buques se encuentran detenidos en aguas internacionales.