Un millar de bomberos continúan su lucha sin descanso contra el inmenso incendio que causa estragos en el centro de Portugal desde el sábado, mientras los funerales de las primeras víctimas suscitaban una gran conmoción en el país.
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A primera hora de la mañana, los aviones especializados surcaban el cielo de Pedrogao Grande, soltando agua sobre las llamas que arrasan las colinas de pinos y eucaliptos, cerca del minúsculo pueblo de Pincha, donde el incendio seguía activo.
"El 95% del incendio está bajo control", esto es, contenido pero no apagado, explicó ante la prensa el comandante regional de la protección civil, Vitor Vaz Pinto. "Es un gran avance", añadió, mostrándose "optimista" .
La agencia meteorológica portuguesa anunció condiciones "más favorables" para luchar contra el fuego, con temperaturas que no superarán los 35ºC, ocho grados menos que la víspera, y una humedad más alta que en los días anteriores.
Cerca de 1.200 bomberos, 400 vehículos y 13 aviones permanecían movilizados en la región de Pedrogao Grande para afrontar las llamas. Y 40 bomberos españoles, de los 100 enviados por Madrid a Portugal, acudieron a reforzar las líneas de fuego.