El empate entre bloques que forzó la sucesiva repetición de los comicios tras las legislativas de abril y septiembre de 2019 amenaza con reproducirse en las urnas el próximo lunes.
Netanyahu le ha dado la vuelta a la tendencia de los sondeos durante la campaña. Estos asignaban a la alianza Azul y Blanco de Gantz la condición de partido favorito. “Ahora es él quien corre en cabeza y el destinado a ganar en primer lugar”, subraya el analista del diario Yedioth Ahronoth Yuval Karni, “mientras que Gantz muestra una tendencia negativa e intenta recuperarse al final de la campaña”.
El primer ministro ha tenido un gran repunte con el apoyo al Plan Trump y el manejo de la crisis del coronavirus
El Político
La diferencia entre los líderes y quienes son simples dirigentes políticos se aprecia por el manejo que se tiene en los momentos de crisis. Precisamente eso está ocurriendo con los dos candidatos que aspiran a dirigir a Israel tras las elecciones del dos de marzo.
El Likud toma la ventaja por vez primera
En la recta final de la campaña para las legislativas del 2 de marzo, las terceras que se celebran en Israel en menos de un año, el partido Likud de Benjamín Netanyahu se sitúa por primera vez en cabeza en los sondeos tras haberse visto superado por el líder de la oposición, Benny Gantz.
Ni la alianza conservadora que apoya al primer ministro ni el bloque de centroizquierda que respalda al exgeneral suman, sin embargo, mayoría suficiente para romper el bloqueo político.
La media de las últimas encuestas de intención de voto publicadas asigna al gubernamental Likud 33 de los 120 escaños que conforman la Kneset (Parlamento) frente a los 32 de la alianza centrista Azul y Blanco liderada por Gantz, un antiguo jefe de las Fuerzas Armadas que hace poco más de un año estrenaba su carrera política y quien hasta ahora había encabezado los sondeos con hasta 36 diputados.
Netanyahu cobra vida
Cuando parecía que Netanyahu estaba liquidado e incluso con la posibilidad de ser enjuiciado por corrupción, surgieron dos elementos que fueron aprovechados por el primer ministro con toda su fuerza.
En primer lugar su presencia en la entrega plan de paz por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que favorece los intereses de Israel; el control de la reciente escalada bélica con la Yihad Islámica en la franja de Gaza, y en segundo término la gestión de la crisis sanitaria del coronavirus —mediante expeditivas repatriaciones de nacionales y cierres de fronteras a extranjeros— parecen estar detrás de la remontada del primer ministro.
Mientras Benny Gantz a pesar de tener en las encuestas hasta 32 diputados al Kneset (Parlamento), apenas uno menos que su gran rival, aparece como desgastado, ”Gantz parece haberse dormido en los laureles”, destaca el analista electoral Daniel Kupervaser, “mientras Netanyahu ha multiplicado sus reacciones mediáticas”.
Su rival en la oposición, mientras tanto, ha tenido que corregir sobre la marcha la deriva de su campaña, después de haber virado a la derecha para intentar captar votos nacionalistas con mensajes de respaldo a la ocupación de Cisjordania y a la anexión de los asentamientos judíos y el valle del Jordán.
Todavía hay que sacar cuentas
Pese al impulso electoral ganado por Netanyahu —que dirige el Gobierno israelí de forma ininterrumpida desde 2009— a escasos días de las votaciones, ninguna de las proyecciones publicadas prevé una mayoría de al menos 61 escaños para la actual coalición conservadora. Junto con los escaños de los dos grandes partidos ultraortodoxos judíos —Unión por la Tora y el Judaísmo (askenazí) y Shas (oriental o sefardí)— y los de la extrema derecha nacionalista de la alianza Yamina —encabezada por el ministro de Defensa, Neftali Bennett—, el Likud no obtendría más de 56 escaños.
. Los mismos sondeos citados auguran otros 56 diputados para la suma obtenida por la lista Azul y Blanco, de Gantz, y sus previsibles aliados en una votación de investidura.
Por un lado, contaría con el voto de la candidatura conjunta integrada por el laborismo, el partido centrista Gesher y el pacifismo de izquierdas de Meretz. Por otro, le podría aupar al poder la coalición Lista Conjunta, constituida por cuatro partidos que concentran el voto de la minoría árabe israelí, que representa una quinta parte de la población de Israel. Estas últimas fuerzas, en las que también participan sectores laicos árabes y de la antigua izquierda comunista israelí, difícilmente entrarán a formar parte de un Gabinete sionista, como el presidido por Gantz. Tras los anteriores comicios, los partidos árabes le garantizaron apoyo parlamentario externo para desalojar del poder a Netanyahu, el jefe de Gobierno que más tiempo ha ocupado el cargo en la historia del Estado hebreo.
La llave de la gobernabilidad
La llave de la gobernabilidad va a seguir en manos del exministro Avigdor Lieberman, cuyo partido conservador laico Israel Nuestra Casa alcanza ocho escaños en los sondeos. Lieberman ha reiterado en campaña que no sostendrá un Ejecutivo liderado por el actual primer ministro.
Dos semanas después de la nueva repetición electoral, Netanyahu deberá comparecer ante el tribunal de Jerusalén que va a juzgar los tres casos de corrupción en los que ha sido imputado por soborno y fraude por el fiscal general de Israel. La formalización oficial de las acusaciones, después de tres años de investigaciones de la unidad anticorrupción de la policía, no parece haber hecho mella en las expectativas electorales del líder del Likud.