Los altos niveles inflacionarios que inciden en la crisis económica han ocasionado que los habitantes se cohíban de realizar ciertas actividades que antes les suponía un ahorro o un gusto eventual. Es así como almorzar una “bala fría” ya no resulta una opción tan asequible, ya que quienes ganen sueldo mínimo necesitarían trabajar más de tres días para comprar algunas de las balas frías más económicas.
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En las calles del país abundan los carritos de comida rápida, algunos más conocidos que otros, sin embargo, con la misma finalidad: intentar sobrevivir en el negocio de la comida rápida en un país donde la hiperinflación desestabiliza los precios y los costos cada día se colocan altos.
En Caracas se encuentran diferentes carritos cuyos menú siguen ofreciendo perros calientes, hamburguesas y pepitos pero a precios que los mismos dueños encontraban “impensables” años atrás. El diario El Nacional, explica que los puestos tienen precios que varian, donde los perros calientes van desde 5.000 hasta los 7.000 bolívares, el monto varía si el cliente desea agregarle queso. La hamburguesa más económica cuesta 17.000 bolívares, mientras que la “4 sabores” (incluye chorizo, morcilla, carne y pollo) ya está por los 34.000 bolívares.
as bebidas tienen precios que varían según lo que pida el cliente. Un nestea de vaso puede tener un costo de 4.000 hasta los 6.000 bolívares de un refresco. No sólo los consumidores se recienten por la crisis, los trabajadores se encuentran conscientes de que la venta no es la misma desde hace un tiempo, antes vendían más, sin embargo los altos precios de los productos los obliga a subir constantemente los precios de los alimentos. Una vez por semana, cuentan algunos. “Comer en la calle, comerse un perro, ya es un lujo. No hemos dejado de vender, pero la clientela sí ha bajado por los cambios en los precios”, aseveró uno de ellos.
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A pesar de las limitantes, aseguran que tratan de mantener la calidad de la comida. También han optado por reinventarse para sobrevivir y desde hace dos meses ofrecen combos. Uno de los más buscados es un jumbo con bebida por 13.000 bolívares.
En Las Mercedes se encuentra “El rincón del sabor”, puesto popular y bastante concurrido por su cercanía con locales nocturnos. Tienen 20 años en el sitio y coinciden en que la clientela ha bajado drásticamente. “Es triste porque a veces el cliente no entiende y se disgusta, pero no es porque uno los aumente para ganar más, a veces subes y ganas menos (…) Ahora comer cualquier cosa en Venezuela es un lujo, hasta comprar un agua”, puntualizó uno de los propietarios del local.
Con información de Venezuela Al Día