El 1º de septiembre de 1939, Adolfo Hitler lanzó un brutal y sorpresivo ataque contra Polonia, que sería el inicio de la II Guerra Mundial, con un saldo de cerca cien millones de muertos, heridos, y con miles ciudades y pueblos destruidos. Según la presidencia polaca, alrededor de 40 delegaciones extranjeras son esperadas, la mitad de ellas encabezadas por jefes de Estado.
EL POLITICO
Tempranamente en 1925, en su libro Mi Lucha, señalaba la “superioridad de la raza germánica “, e indicaba que Alemania carecía de “espacio vital” para su desarrollo y que requería de nuevas tierras en las que se encontraría el camino cómo atender a las crecientes necesidades de su gente, acrecentadas por la derrota que sufrió Alemania durante la I Guerra Mundial, apenas concluida en 1918.
Estas consignas, repetidas hasta la saciedad, fueron encontrando fueron encontrando eco en unas masas hambrientas, a las que se les vendía la idea de que sólo mediante guerras se podrían lograr estas reivindicaciones.
Su llegada al poder como Canciller alemán fue la oportunidad para poner en acción toda su política de agresión, que además tuvo el complemento de acompañarse con la firma del Pacto tripartito con Japón e Italia, estados fascistas y que daban luz verde a toda política agresiva de Hitler.
Anexión de Austria, entrega de Checoslovaquia
El 13 de marzo de marzo de 1938 Austria entró a formar parte del Reich Alemán, tras la entrada de tropas hitlerianas, so pretexto de sofocar una “revuelta comunista”. Y ya esto no podía parar.
En el otoño del mismo año 1938 se produjo el llamado “Pacto de Munich”, en el que con la complicidad de Inglaterra, Francia e Italia, se le entregó Checoslovaquia a las garras alemanas.
Un pretexto para invadir Polonia
"El ‘Führer’ necesita una excusa para la guerra", señalaba Reinhard Heydrich, jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich, en agosto de 1939. Y esas mentes macabras la encontraron: los alemanes llevarían a cabo una serie de incursiones fronterizas en las que supuestamente estaban implicados polacos.
La más importante de estas operaciones de bandera falsa fue un ataque de "insurgentes polacos" a la estación radiofónica alemana de Gliwice en Alta Silesia. "¡Atención! Aquí Gliwice. La estación está en manos polacas". Eso era todo lo demás fue un ataque brutal.
Politicamente y militarmente los nazis encontraron un gra apoyo en la firma del Pacto Molotov- Ribentrop, mediante el cual los rusos no afrentarían a Hitler, sino que al mismo tiempo se anexarían una parte de Polonia.
Ataque brutal
Y no pudo ser más despiadado el ataque con que entraron en Polonia.
La invasión a Polonia, conocida como Caso Blanco (, Fall Weiss, en alemán),se comenzó con grandes fuerzas, sobre todo acorazadas y aéreas. Cinco ejércitos integrados por 65 divisiones y brigadas, entre ellas 41de infantería, 11 de tanques y motorizadas.En la agresión a Polonia participaron 2.80 tanques, 2000 aviones, 100 buques de guerra.
Polonia apenas disponía de 36 divisiones de infantería, dos brigadas motomecanizadas, once de caballería, 800 tanques 420, aviones y 12 buques de guerra. No había nada que hacer.
Se incia la II Conflagración Mundial
El mismo 1º de septiembre, el primer ministro británico Neville Chamberlain, entregó un ultimátum a Alemania de que saliera de Polonia o se las vería con el Reino Unido. El día 3, a las 9 de la mañana, se entregó el segundo. A las 11.15 Chamberlain se dirigió al país anunciando que entraban en guerra con Alemania, igual que Francia,
Winston Churchill, quien fue llamado para que formara parte del Gabinete de Guerra que se formó, y quien sería Primer Ministro desde el 27 de mayo de 1940, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, quien fue sin duda el personaje clave para aglutinar a todas las fuerzas que se unieron para vencer al nazismo y conducir a la humanidad hacia un camino de paz, rememora en sus Memorias, aquellos momentos tan dramáticos:
“De nuevo desenvainábamos la espada para defender contra una agresión improvocada a un Estado débil. Otra vez peleábamos por el honor y la vida contra el poder y la furia de la valiente, disciplinada e implacable raza germánica. ¡Otra vez”.
Y otra vez para gloria de la humanidad, volvieron a vencer.