El mar de Barents fue uno de los lugares donde se libró la Guerra Fría durante décadas. Aunque no tiene el reconocimiento del Muro de Berlín, lo cierto es que este lugar del mundo (que se encuentra en el Ártico, al norte de Rusia y Noruega) fue escenario de batallas y acciones navales durante buena parte del siglo XX. De hecho, Rusia decidió instalar en la zona una buena parte de su arsenal nuclear destinado a los submarinos, temiendo por su seguridad.
El Político
Ahora, Estados Unidos ha vuelto a enviar a una flota a la zona. Décadas después del fin de las hostilidades, tres destructores y un buque de apoyo de combate rápido norteamericano llevan desde el pasado 4 de mayo surcando el mar de Barents en una "operación de seguridad marítima" a la que se unió el HMS Kent, otro buque de guerra británico. Pero, ¿por qué ahora?
Según el Pentágono, se trata de "mantener estable la constante de operaciones en el teatro europeo, a la vez que se toman medidas prudentes para proteger la salud de nuestras fuerzas en estos tiempos difíciles". Y añaden que el objetivo pasa por "asegurar la libertad de navegación y demostrar una integración sin costuras entre aliados". Pero más allá de eufemismos, podría tratarse de movimientos de estrategia geopolítica.
El objetivo de los recursos naturales
Los altos mandos norteamericanos señalan que avisaron a Rusia de sus intenciones tres días antes, el 1 de mayo, para "evitar malas interpretaciones, reducir el riesgo y prevenir una inesperada escalada". Pero los analistas consultados por la BBC apuntan a que, más allá de esas explicaciones oficiales, detrás de la decisión de volver al mar de Barents hay razones que tienen que ver con el dominio ruso de la zona, el acceso a recursos naturales y el cambio climático.
David Castrillón, analista e investigador geopolítico, señala que en los últimos años "hemos visto un fortalecimiento de la fuerza rusa en el Ártico con la construcción y modernización de su flota, sobre todo con la construcción de rompehielos para operar en esa zona. En cambio, Estados Unidos tiene capacidades muy inferiores y embarcaciones antiguas". Una decisión que obedecería a la búsqueda de nuevos recursos naturales en la zona y a asegurarse una posición de dominio de cara al momento en el que aparezcan las "enormes reservas de petróleo y gas natural" que se presupone que existen en la zona.
Estados Unidos quiere ser el líder energético dominante, pero Rusia ha aprovechado su riqueza en ese sector en los últimos años para influir en muchos países europeos. Aprovechando sus gaseoductos han conseguido una posición de dominio en el Viejo Continente, algo que a los norteamericanos les asusta. Eso habría llevado, según el periodista Jonathan Marcus, a una "nueva competencia estratégica en curso para el Ártico, de la cual este despliegue naval de Estados Unidos es solo una pequeña parte".
Nota de El Confidencial