Nadie, ni siquiera las autoridades, sabe con exactitud por qué un grupo de casi 14 personas irrumpieron armados en un apartamento del complejo Edge at Lowry, situado en el corazón de la ciudad de Aurora, en Colorado, y torturaron a dos venezolanos que permanecían dentro. Los ataron, los golpearon, los amenazaron por casi cinco horas. “Les dieron una paliza. Una de las víctimas fue apuñalada. Tenía una herida de arma blanca”, dijo a la prensa Todd Chamberlain, jefe de policía de Aurora.
Luego se hizo una pregunta: “¿Eso entra en la categoría de tortura? Para mí, sí”. De una cosa está casi seguro Chamberlain, y es de que se trata de otra provocación de las bandas criminales, específicamente del llamado Tren de Aragua, una pandilla venezolana que el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) clasificó como la sexta pandilla con más presencia en la frontera de los Estados Unidos.
En una rueda de prensa, Chamberlain aseguró que el incidente que tuvo lugar en la noche del lunes era “100% actividad de pandillas”. También dijo que se les hacía difícil identificar a los miembros porque “carecen de marcas o señales distintivas”.
No obstante, insistió en que estaba haciendo uso de “todos los recursos” a su disposición “para verificar quiénes son estos individuos, cuál fue su participación en el crimen y cuáles son sus identidades”.
Mientras el grupo de hombres armados saqueaba el apartamento, las víctimas —un hombre y una mujer— fueron trasladadas a otro.
Mayores detalles
Después de horas de tortura, prometieron que si los dejaban en libertad no iban a informar a las autoridades. En la mañana del martes los dejaron ir. Las víctimas se fueron a la casa de un amigo y de inmediato llamaron a la policía.
La información difundida refiere que el hombre y la mujer luego fueron llevados a un hospital. Aunque por el momento no se tienen noticias actualizadas sobre su estado de salud, las autoridades dijeron que el hombre, quien fue apuñalado, es muy probable que sobreviva.
En estos momentos la policía local y el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE) colaboran para identificar a los 14 detenidos.
El jefe de la policía ofreció sus “sinceras disculpas a las víctimas” y prometió que no van a “ceder ante lo que está ocurriendo”.
“Algo está muy mal y vamos a tratar de arreglarlo tan pronto como sea posible, y lo hemos estado haciendo”, aseguró.
Chamberlain, además, señaló al Gobierno federal por no manejar la crisis que vive la ciudad con la llegada de emigrantes.
“Ahora estamos en el proceso, como muchas otras ciudades de esta nación, de tratar de recoger los pedazos de un sistema increíblemente malo que estaba en vigor”, dijo.
Con el incidente del lunes en la noche, la ciudad de Aurora —la misma que le ha dado nombre a la operación de deportación que pretende hacer el presidente electo Donald Trump— vuelve a acaparar titulares y, muy probablemente, a servir de excusa a los republicanos para justificar por qué, una vez en el poder, comenzarán a expulsar del país a miles de “criminales”.
Aurora, en las campañas de Trump
Ya el complejo de apartamentos Edge at Lowry, propiedad de la empresa CBZ Management, había aparecido en las pantallas de la televisión estadounidense, con sus seis edificios de tres niveles y sus paredes color ladrillo. A mediados de agosto de 2024, se hizo viral el video de un grupo de hombres que recorrían armados las escaleras del complejo y golpeaban la puerta de uno de los apartamentos.
Entonces se dijo que se trataba de presuntos miembros del Tren de Aragua, la banda criminal más grande de Venezuela, que lidera desde la cárcel de Tocorón, a unos 140 kilómetros al suroeste de Caracas, Héctor “Niño” Guerrero, condenado a 17 años por los delitos de tráfico de drogas, homicidio, usurpación de identidad y ocultamiento de armas de guerra, entre otros.
Con la última ola migratoria que ha hecho que más de ocho millones de venezolanos huyan de la crisis económica y política en el país sudamericano, también se han diseminado los miembros de la que es considerada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos como “una grave amenaza delictiva para toda la región”.