El sacerdote venezolano Edgar Peña Parra se convirtió en el primer venezolano en ser el “número tres” del Vaticano.
El Político
Ungido como sustituto del secretario de Estado, es el más alto cargo que un clérigo proveniente de Venezuela haya alcanzado en la Curia Romana.
Por ello, la prensa italiana señaló en su momento que se trataba de un hecho histórico, pues por primera vez un venezolano se convertía en el "número tres" de la Curia Romana.
Peña Parra tiene 25 años de experiencia en la carrera diplomática al servicio del Vaticano.
Su nombramiento consolida la influencia latinoamericana en el papado de Francisco. La designación se interpreta también como un “espaldarazo” a la Iglesia en Venezuela, reportó LaStampa.
El cargo que ocupa el venezolano es un puesto clave en la estructura vaticana, reseña el medio La Stampa. Se trata del responsable de la agenda diaria del Papa y de la gestión de los asuntos de política interior.
La designación de Edgar Peña fue sorpresiva para muchos. El sacerdote se ha caracterizado por su cercanía a los jóvenes y estudiantes.
También ha ejercido funciones de mediador en países con conflictos históricos. Entre otras cosas, él trabajará de cerca con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin.
Ambos conocen muy bien la crisis política y social en la que el régimen de Maduro mantiene a Venezuela.
El camino a Roma
Edgar Peña nació en la ciudad venezolana de Maracaibo. Su formación religiosa la inició en el Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino, en el estado venezolano de Táchira. Allí estuvo bajo la tutela del obispo Mario Moronta y obtuvo su título de licenciado en Filosofía en 1981.
Estudió posteriormente en Caracas, en el Seminario Santa Rosa de Lima, donde obtuvo el título de licenciado en Teología. Recibió su ordenación sacerdotal el 23 de agosto de 1985 y comenzó su ministerio en la diócesis de Maracaibo.
Más tarde, ya en Roma, complementó sus estudios diplomáticos en la Pontificia Academia Eclesiástica con los de derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1993 obtuvo el grado de doctor tras dedicar su tesis al tema: “Los Derechos Humanos en el Sistema Interamericano a la luz del Magisterio Pontificio”.
El 1 de abril de ese mismo año ingresó al servicio diplomático de la Santa Sede y su primer destino fue en el continente africano, en Nairobi (Kenia). Allí colaboró como representante de la Santa Sede ante las agencias de las Naciones Unidas para el ambiente y para la vivienda (UNHABITAT).
También prestó servicios en la nunciatura apostólica de Yugoslavia (1997-1999), donde presenció los efectos de la Guerra de los Balcanes.