Larry Page, uno de los fundadores de Google, tiene en su casa una turbina eólica para generar energía eléctrica residencial. Fue fabricada por dos emprendedores argentinos, Ignacio Juarez y Nicolás Canevaro, en Lanús. Bill y Melinda Gates se reunieron durante seis horas con Matías Travizzano, el físico argentino, co-fundador de GranData, la empresa que eligen las telefónicas de EE.UU. para descifrar el comportamiento de sus clientes.
Querían saber si podían usar la información que almacenan las torres de telefonía móvil en África para analizar migraciones de personas y predecir posibles epidemias. Stanford University, la universidad de Silicon Valley, enseña desde hace 10 años el caso de Marcos Galperín y Mercado Libre, la principal compañía de e-commerce de Latinoamérica, como ejemplo de visión de largo plazo y calidad empresarial.
El precio del Iphone en argentina es el más alto del mundo
Wenceslao Casares, creador de uno de los mayores bancos de bitcoins del mundo, asegura que esta moneda digital revolucionará las finanzas como Internet revolucionó nuestras vidas hace 30 años. Globant, la firma argentina que desarrolla software para Disney, Google y otras compañías globales, es la número 1 entre las 32 empresas latinoamericanas con sede en San Francisco. Y Emiliano Kargieman, el argentino que creó nanosatélites para investigación, quiere rodear el perímetro de la Tierra con unos 300, para contar con información al instante del planeta.
A juzgar por estos casos extraordinarios, la Argentina contaría con talento para participar de la economía de la innovación. Si ellos pudieron, ¿por qué otros no?
Lea el artículo completo en Clarín