Hillary Clinton tiene dos millones de votos por delante de Donald Trump y podrían llegar a ser tres millones cuando concluya el cómputo de todos los votos, pues la controversia sobre el sistema electoral de EEUU se ha disparado.
Una parte de las bases demócratas claman por la abolición del actual sistema, que data del siglo XVIII, cuando fue diseñado para dar más poder a los estados rurales y esclavistas, y que incluso fue calificado por Donald Trump como un "desastre" en 2012.
Pero la acción más decisiva ha sido llevada a cabo por la candidata del Partido Verde, Jill Stein, que ha anunciado que planea recurrir a los tribunales y exigir un recuento en tres estados, Michigan, Wisconsin, y Pensilvania, en los que los datos provisionales sitúan a Trump por delante de Clinton con 10.000, 22.000, y 70.000 votos, respectivamente.Stein no apoyó ni a Hillary Clinton ni a Donald Trump durante la campaña.
E incluso trató de beneficiarse de la ‘guerra civil’ entre Clinton y los seguidores del senador de izquierda demócrata Bernie Sanders hasta el punto de plantarse, sin que nadie la invitara, en la Convención Republicana de Filadelfia, en julio. De hecho, es muy probable que el desvío de votos hacia su formación le haya costado a Clinton la presidencia.
Pero ahora son su iniciativa ha vuelto a poner sobre el tapete la paradoja de que Clinton ha ganado las elecciones. Y de forma abrumadora. En otras palabras: las encuestas no estaban equivocadas. La candidata demócrata a la presidencia ya ha sacado 1,5 puntos porcentuales más que el republicano.
Y la diferencia sigue creciendo a medida que se siguen contando votos. Quedan al menos cuatro millones de papeletas por escrutar. Muchas de ellas, en estados demócratas, como California y Washington. Así que lo único que está en cuestión es, paradójicamente, el margen de victoria de la derrota de Clinton. Petición ‘on line’Ahí es donde entra Stein.
La candidata verde ha lanzado una petición ‘online’ para llevar a los tribunales el resultado y forzar un nuevo recuento en los tres estados que dieron la victoria a Trump. La inmensa mayoría de los expertos creen que, aunque haya un recuento, Trump seguirá ganando en Pensilvania – donde los afroamericanos se quedaron en casa, dando la victoria al candidato republicano – y en Michigan y Wisconsin, dos estados en los que el mensaje ‘nativista’ de Trump tuvo un éxito inesperado entre la clase obrera blanca.
Pero, al menos para hacer ruido, Stein cuenta con la misma arma que benefició a Trump: internet. La ‘verde’ anunció su plan el miércoles, con unos objetivos extremadamente ambicioso: recaudar 4,5 millones de dólares (4,25 millones de euros) para hacer frente a los costes legales del proceso. Y, encima, lograrlo en tiempo récord. En Wisconsin, el plazo para presentar recursos contra el resultado electoral se cierra mañana, y Stein estima que necesita 1,1 millones de dólares.
En Pensilvania tiene hasta el lunes para alcanzar el medio millón de dólares necesario. Y en Michigan tiene que conseguir 600.000 dólares antes del miércoles. Todas esas cantidades sólo son relativas al coste de presentar los recursos. Después están las minutas de los abogados, y el despliegue de observadores por tres territorios que, juntos, ocupan un área de 540.000 kilómetros cuadrados – más que España – y tienen 28,7 millones de habitantes – tantos como las comunidades de Madrid, Andalucía, Valenia, y Cataluña juntas-.
La candidata ‘verde’ estima que la factura legal total será de entre 6 y 7 millones de dólares (de 5,7 a 6,6 millones de euros). Pero el resultado, por ahora, está superando las expectativas de Stein, que, 18 horas después de lanzar la iniciativa, afirmaba que había recaudado ya 3 millones de dólares.El silencio de ClintonEntretanto, el Partido Demócrata en general y la campaña de Clinton en particular están guardando un silencio absoluto, amparándose en parte en el hecho de que EEUU está paralizado por la fiesta de Acción de Gracias, que detiene la actividad del país de una manera similar a la Nochebuena en España.
No obstante, algunos activistas demócratas han tratado de convencer al equipo de la candidata derrotada de que inicie acciones legales. El más destacado es el profesor de Informática la Universidad de Michigan J. Alex Halderman, que ha insistido en que técnicamente es muy fácil ‘hackear’ los votos electrónicos que se emplean en gran parte de EEUU.
Halderman ha sido citado en un artículo en la revista ‘New York’ del que él mismo se ha distanciado, alegando que le atribuía declaraciones que no había hecho, y ha tratado de presentar una tesis más coherente en un ‘post’ en Medium. Pero lo bizantino del Colegio Electoral está yendo más lejos de grupos políticos marginales, como los ‘verdes’.
Según el diario ‘Politico’, media docena de ‘electores’ están llevando a cabo una campaña para que Trump no sea elegido presidente de forma oficial el 19 de diciembre. Los ‘electores’ forman el ‘Colegio Electoral’, otra reliquia del siglo XVIII. Son 538 personas que representan a los estados, y que el 19 de diciembre votan al presidente. Normalmente, suelen seguir la pauta del ganador en su estado.
Pero, en estas elecciones, al menos seis ‘electores’ de estados ganados por Trump van a votar en contra de él, bien por otro candidato, bien por Clinton, alegando que el candidato republicano "no es razonable". Esos votos no alterarían el resultado electoral, pero sí reducirían el margen de victoria de Donald Trump. Un margen de victoria que, en términos de votos, no solo no existe, sino que cada día es más favorable a Clinton.
Con información de El Mundo.es