Parece que en Google, al chatbot "Bard" no lo quiere nadie, salvo Sundar Pichai, quien pareciera no importarle el haber perdido $ 100.000 millones con aplicación informática.
Mario A. Beroes Ríos/El Político
Numerosos comentarios de ingenieros, programadores, técnicos y conocedores del tema; inclusive muchos relacionados o trabajadores en la empresa californiana han dado a conocer su rechazo ante el chatbot.
Por qué se recomendó posponer su lanzamiento
"Peligroso, inútil y mentiroso". Estos son solo algunos de los apelativos nada cariñosos con los que los empleados de Google se han referido a Bard, el Chatbot de inteligencia artificial.
Los comentarios son solo la parte visible de una avalancha de críticas internas al lanzamiento del chatbot que Google dio a conocer, a un reducido grupo de personas y clientes, el pasado mes de marzo.
Bloomberg cita testimonios con 18 empleados y ex-empleados de Google, así como capturas de pantalla de discusiones internas en la compañía en la que los ingenieros de Google advertían de la peligrosidad de las respuestas de Bard en temas como el submarinismo o cómo aterrizar un avión.
Los testimonios revelan que la directiva de Google ignoró por completo un informe interno que advertía de los riesgos de usar Bard y reiteraba que el bot no estaba listo para un uso general.
“Bard es peor que inútil. Por favor, no lo lancen”, advertía uno de los empleados. En general, los trabajadores de la compañía consultados creen que Google decidió lanzar Bard a sabiendas de que no proporcionaba información confiable para ponerse a la altura de la competencia sobre cualquier consideración ética o de seguridad.
Conclusión: No funciona bien
Los errores a la hora de dar respuestas y el comportamiento errático o directamente falso de Bard no parecen muy diferentes a los de otros Chatbots, aunque sí que aparecen con mayor frecuencia en este chatbot.
Los fanáticos de los bots de Inteligencia Artificial (IA) argumentan que poner este tipo de herramientas al alcance del máximo número de usuarios posible es un paso necesario precisamente para afinar su comportamiento, pero queda la duda de cuántos de estos usuarios dan por buenas las respuestas de los chatbots sin ir más allá para comprobar su veracidad.