Desde que apareció en el panorama noticioso en 2020, el Covid-19 ha sido un ejemplo de cómo un tema que debió aglutinar voluntades nacionales e internacionales, sirvió principalmente para exacerbar la politización y polarización política.
Veamos, por ejemplo, en los Estados Unidos: Fox condenaba el confinamiento y a duras penas toleraba el distanciamiento social. CNN promovió algo cercano a la paralización del país, no había mucho qué hacer si uno tenía un restaurante o lugar de encuentro.
Gonzalo Morales Divo
Ahora bien ¿es negativo que un medio apoye una postura, enfoque o política? Para nada. El problema es llevar su versión al extremo porque es la opuesta del extremo rival. No se puede combatir al "enemigo" con moderación, dirán ellos.
Los republicanos le dieron, quizá, demasiados respiros a la gente, siguiendo directrices de seguridad mínimas. Los demócratas empujaron medidas estrictas, aunque a veces claramente sobredimensionadas. Es decir, nadie se arriesga por las vías medias. O mejor dicho, las vías hechas a la medida, distintas según las circunstancias. Cada partido tiene "su forma de hacer las cosas" y las exhiben como un estandarte.
Sucumbieron desarrollo y subdesarrollo
Recordemos que la en 2020, al decir de algunos observadores, comenzó una exacerbación de el enfrentamiento político, de la polarización y el extremismo. Y no ha cesado aumentar. De hecho, el año pasado Washington Post publicó un artículo, en noviembre de 2021 titulado: América Latina se prepara para una dosis tóxica de polarización política del cual tomamos un extracto:
Esto no sucede solo en Brasil, que bajo el mandato del presidente Jair Bolsonaro se ha convertido en el punto de referencia del tipo de populismo bilioso de derecha que está arrasando el mapa, incluso ante el surgimiento de una izquierda revitalizada y contenciosa.
En Chile, las elecciones presidenciales se han reducido a una batalla en el margen ideológico. (…) El colapso de los candidatos centristas en las elecciones legislativas del domingo solo confirmó las sospechas. El terreno de la concertación ahora es una centrifugadora.
Pero no se trata de ya de "ciertos países", la polarización es global. Donald Trump fue un elemento de polarización a todo vapor. Biden parece más flexible, pero el demócrata fue durante la pandemia un partido muy agitado por su tira-y-encoge ideológico interno (moderados vs agitadores).
El partido Republicano está dividiéndose entre los que siguen a Trump (más nada, lo demás sobra) y el resto, que además tiene sus divisiones de siempre. Cosa natural, aunque lo de Trump es un fenómeno relativamente nuevo y de pronóstico reservado. De hecho, ahora se enfrenta a muy serias acusaciones
Y eso es solo un lado. Por el otro: Biden y su esfera, las diversas logias del Congreso, los gobernadores y funcionarios elegidos, y el "squad" (Omar, Ocasio-Cortez) sin duda campeonas en polarizar y crear disrupción.
3. El editor de El Político, Fernando Nunez-Noda señala al respecto:
La polarización derecha-izquierda está rasgando la tela institucional de muchos países. Para ser de uno u otro polo, hay que comprar el paquete completo. Mucha gente se está cansando de la radicalización política y de la imposibilidad de usar recursos de la esquina contraria.
El más exitoso esfuerzo centrista en EEUU fue la candidatura de Ross Perot en 1992, quien logró 19% del voto popular. Nada mal. En Venezuela, previsiblemente, todas las candidaturas de centro o desafiliadas rodaron por una calle sin salida. Quizá Renny Ottolina hubiera dado una sorpresa.Pero ahora se plantean retos mayores. La polarización está haciendo uso de los extremos para mostrar los dientes: Ku Klux Klan vs Black Panthers (para ponerlo en dimensión figurativa) y los políticos, incapaces de liderar en la calle, se adhieren a los movimientos más populares y extremistas si es necesario.El centro es el lugar ideal para el malabarismo político y un poderoso muro de contención contra la polarización no solo política, sino social que sacude al mundo.
De modo que nada ni nadie se salva de esta tendencia a abandonar el centro, a favor de una clara posición extremista. Volviendo al Covid-19, el tira-y-encoge de gobierno y oposición, gobernadores y alcaldes sobre la responsabilidad social del gobierno y la libertad ciudadana, que alteró las políticas contra la pandemia y más bien aumentó los riesgos.
Otro aspecto muy preocupante fue la desinformación, recordemos que países enemigos de la libertad, como Rusia, Irán o China lanzaron poderosas campañas por internet con todo tipo de falsedades sobre el virus, su desarrollo, sus consecuencias y curas. Pero resulta que, en vez de crearse un bloque sólido de derecha-izquierda contra tal desinformación, la derecha acogió algunas de estas teorías conspirativas y las defendió y difundió porque se ajustaban a su agenda. Igual la izquierda. Algo sencillamente contraproducente para el país y para la mismísima resolución sanitaria de la pandemia.
Por eso preocupa que la polarización política toque todos los tópicos pero ¿incluso una pandemia que debía ser enfrentada consensualmente y fue dividida en dos bloques ideológicos? Preocupante.