Con un acto de transmisión de mando cargado de simbolismo en la Plaza de Bolívar, en el corazón de Bogotá, y ante una decena de jefes de Estado, Gustavo Petro y Francia Márquez se incorporan a un bloque progresista diverso y heterogéneo que incluye al mexicano Andrés Manuel López Obrador —que no viajó a la capital colombiana, pero estará representado por su esposa, Beatriz Gutiérrez y el canciller, Marcelo Ebrard—, así como a algunos de los invitados: el argentino Alberto Fernández, el chileno Gabriel Boric o el boliviano Luis Arce.
El Político
A la espera de las presidenciales de octubre en Brasil, donde Lula da Silva parte como favorito, la camada encabezada por Petro llega con la novedad de incorporar una marcada agenda ambiental y postular un modelo económico que dé prioridad a las energías limpias.
Para la internacionalista Sandra Borda, las izquierdas latinoamericanas de esta nueva época “son mucho más diversas que las de la ola rosa” de comienzos de siglo, lo que puede dificultar la acción colectiva, reportó El País.
Petro asumió en Colombia
La izquierda tradicional en la región no tenía el medio ambiente entre sus preocupaciones centrales. Incluso, en lo que va del siglo ha tendido a decantarse por favorecer el modelo económico extractivista, con una posición agresiva contra los movimientos ambientalistas —de Lula y Dilma Rousseff en Brasil a Rafael Correa en Ecuador.
Con Petro, a la agenda de búsqueda de paz y justicia social en Colombia se suma un importante componente de justicia ambiental, transición energética y cambio climático, un aporte fundamental de los movimientos sociales, valora Rodríguez, coautor de La nueva izquierda en América Latina.
El progresismo que despunta principalmente con Petro y Boric, que han exhibido afinidad e intercambiado visitas, destaca Rodríguez, entiende que los combustibles fósiles y las industrias extractivas son el pasado.
En otras palabras, que no existe futuro en un planeta inhabitable, ni para la izquierda ni para nadie.
¿Petro marcó distancia con Maduro?
En campaña, Petro marcó distancia con la Venezuela de Nicolás Maduro, un vínculo con el que lo suelen atacar sus críticos, al subrayar que la dependencia del petróleo es todo lo contrario a sus postulados.
Tanto en Colombia como en Chile se habla de que una eventual victoria de Lula frente al presidente Bolsonaro en Brasil consolidaría un nuevo eje progresista, pero está por verse si en caso de regresar al palacio de Planalto estaría dispuesto a abandonar la tradición extractivista.
“Petro ha defendido a la nueva izquierda y probablemente se comprometa con la región a través de esta lente, abordando el cambio climático e impulsando el desarrollo económico en industrias “intensivas en conocimiento””, señala un análisis de la consultora Colombia Risk Analysis sobre la naciente política exterior. “Esto rompe con otros líderes de izquierda, como en México y Brasil, que continúan abogando por un crecimiento basado en materias primas”.
Contrapesos en latinoamerica
Pero más allá de la viabilidad del plan de Petro a corto plazo, su llegada al poder redibuja también el sistema de contrapesos regionales frente a Estados Unidos.
Ese es, por ejemplo, el propósito de López Obrador, que busca liderar un bloque progresista en América Latina y tratar de lograr una mayor capacidad de negociación con Washington.
La afinidad con el nuevo gobernante colombiano aumenta su margen para intentar reafirmarse, aunque según apuntó Humberto Beck, profesor e investigador del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México, se trata de una ambición con efectos más simbólicos y retóricos que prácticos.