La retórica y primeras acciones del presidente de EE. UU, Joe Biden, parecieran ir en sintonía con las del expresidente Franklin Delano Roosevelt.
El Político
Restablecer la confianza en el país y empujar cambios que benefician a la mayoría y permitan dar el gran salto hacia al siglo XXI que Estados Unidos aún no ha dado se pueden ver como un paralelo entre los presidentes demócratas.
Las comparaciones comenzaron desde el primer día que Biden ingresó a la Casa Blanca. Pero esta semana, tras su primer gran discurso ante una sesión conjunta del Congreso, se volvieron inevitables, reportó El Tiempo.
Biden está emulando a Roosevelt
Joe Biden, por su tono y ambiciones, está emulando a Roosevelt, el mítico mandatario que sacó al país de una de las peores crisis en la historia durante el siglo pasado y que en el proceso redefinió el rol del gobierno y la democracia en la vida de los estadounidenses.
Esa, al menos, fue la lectura que hicieron decenas de expertos y analistas no solo del país sino del mundo al interpretar las palabras del nuevo presidente y las medidas que ha tomado en los 100 días que lleva como timonel de la Casa Blanca.
Jonathan Alter, autor de uno de los libros más famosos sobre Roosevelt, dijo esta semana que Biden estaba emergiendo como su "heredero natural".
Conexión especial de Biden
El mismo Biden, en su intervención ante el Congreso esta semana, hizo énfasis en esta conexión.
"En otra era, cuando nuestra democracia fue puesta a prueba, Roosevelt nos recordó que en Estados Unidos nosotros hacemos nuestra parte. Debemos demostrar que la democracia sigue funcionando. Que funciona y que podemos cumplirle a la gente. Y en estos primeros 100 días juntos hemos actuado para restaurar esa fe", dijo.
Las comparaciones, aunque prematuras, tienen asidero. Roosevelt llegó al poder en medio de una profunda crisis económica, la Gran Depresión, con tasas de desempleo superiores al 26 por ciento.
El país se encontraba desmoralizado y la desconfianza hacia el gobierno era extendida.
Situación similar en EEUU
Biden heredó una situación similar, con un país en jaque por la crisis económica que desató la pandemia del covid y que llevó los niveles de desempleo a tasas que se acercaron a las de la Gran Depresión.
Como lo mencionó en su discurso varias veces, en un contexto global en el que autocracias como las de China o Rusia están en ascenso y la democracia estadounidense misma bajo amenaza, como quedó demostrado durante las pasadas elecciones cuando el presidente Donald Trump intentó aferrarse al poder por vías inconstitucionales pese a ser derrotado en esos comicios.
Y que tuvo su prueba más fehaciente el pasado 6 de enero cuando una turba de sus seguidores se tomó de manera violenta el Congreso para impedir la posesión de Biden.
Oposición en el Senado
En el Senado los demócratas tienen la misma cantidad de votos que los republicanos (50) y en la Cámara la mayoría es solo de 8 entre 435 miembros. Es decir, su margen de maniobra es muy limitado sobre todo si se tiene en cuenta que para aprobar cualquier ley en la Cámara alta se requieren 60 votos.
Un número casi imposible si se tiene en cuenta que en estás últimas décadas han prácticamente desaparecido los legisladores de "centro" y se vive un momento de hiperpartidismo en la política.
En la práctica, lo que eso quiere decir es que gran parte de la ambiciosa agenda de Biden terminará encallada en el legislativo.
El actual presidente, además, encabeza un país en donde la polarización es extrema y en el que muchos -injustificadamente-; hasta creen que su victoria fue ilegítima.