Washington mantiene su ofensiva económica sobre el régimen de Nicolás Maduro, aplicando un arancel recíproco del 15% a las importaciones provenientes de Venezuela, dentro de una estrategia comercial que busca equilibrar las relaciones bilaterales y presionar al gobierno.
Esta medida forma parte de un paquete arancelario dirigido a países con déficit comercial con Estados Unidos, implementado bajo la administración del presidente Donald Trump mediante una orden ejecutiva que declaró una emergencia nacional por desequilibrios comerciales persistentes.
El arancel del 15% aplicado a Venezuela supera el mínimo global del 10% impuesto a la mayoría de los países, mostrando el interés de Washington por endurecer su postura económica hacia el país caribeño. Además, esta política se complementa con sanciones específicas, como un gravamen adicional del 25% para terceros países que importen petróleo o gas venezolano, intensificando el aislamiento económico y energético de Venezuela.
La medida se implementó de manera gradual desde abril, iniciando con un arancel base del 10% y aumentando progresivamente hasta el 15% para Venezuela, sin que hasta la fecha se haya registrado alguna modificación oficial en esta tasa arancelaria. Al 1 de agosto, Estados Unidos mantiene vigente este arancel como parte de su política proteccionista y de presión política, que afecta el comercio bilateral y refleja las tensiones económicas que persisten entre ambos países.
Este arancel recíproco evidencia cómo Estados Unidos utiliza las herramientas comerciales para responder a las barreras arancelarias y las políticas económicas del régimen de Maduro, al tiempo que busca proteger sus intereses en el mercado global.