Jesús Alfredo Vergara Betancourt, Leonardo Dellán, Jorge y Roberto Añez conforman el cuarteto de "empresarios" venezolanos investigados por la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Policial (Europol), por diversos hechos de corrupción con empresas del régimen de Maduro Moros.
El Político
Una serie de estafas y hechos punibles
Jesús Alfredo Vergara Betancourt, director de la Agencia Marina Desarrollos 1405 CA, estaría siendo investigado por los negocios sostenidos con la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), PDVSA y la Superintendencia Nacional de Criptoactivos (Sunacrip).
Junto a Jorge y Roberto Añez de Avior Airlines y Jorge Dellan, primo del expresidente del Banco Industrial de Venezuela (BIV), Leonardo González Dellan, "habrían estafado y cometido hechos punibles," según las investigaciones hechas por la Europol.
La Sunacrip es la encargada de llevar adelante las operaciones con la criptomoneda Petro, que mantiene todavía el régimen de Nicolás Maduro.
Las autoridades financieras del Psuv estudian la posibilidad de eliminar dicho valor criptográfico, luego de ser una pieza clave en el más reciente esquema de corrupción de Pdvsa.
Pocos días después de que estalló el último escándalo de corrupción dentro de Pdvsa, la cadena de bloques o blockchain del petro sufrió una interrupción que afectó las transacciones y servicios criptofinancieros de usuarios.
Estos denunciaron falta de información y transparencia por parte de la Sunacrip.
Además, el valor del petro se desplomó más de 45% en el mercado secundario, a pesar de que en el portal oficial del régimen se mantiene fijo en $ 60 por unidad.
Investiga la Fiscalía y conclusión
De acuerdo a las investigaciones realizadas hasta ahora por la fiscalía venezolana, una parte sustancial de los pagos por la venta de crudo venezolano se realizó a través de criptomonedas.
La cifra inicial de estas transacciones se estimó entre 3 y 5 mil millones de dólares. Pero actualmente la cifra real puede ser tres o cuatro veces mayor.
El llamado escándalo “Pdvsa-cripto” tuvo como primer protagonista las multimillonarias transacciones con monedas virtuales, esencialmente para evadir las sanciones de Estados Unidos y continuar comercializando el petróleo venezolano.
Además de decenas de criptocuentas, los implicados en la trama movilizaron millones en pagos y sobornos usando diversas vías, incluyendo empresas de fachada y bancos en Suiza, Rusia y en el Medio Oriente, y maletines llenos de efectivo.