Tras meses de retraso, la eurozona ha acordado este lunes dar carpetazo a la primera evaluación de los esfuerzos hechos por Grecia para cumplir con las condiciones que marca su tercer rescate financiero, lo que abre la puerta a un nuevo pago de 2.800 millones de euros.
Durante el encuentro del Eurogrupo celebrado hoy en Luxemburgo, las instituciones acreedoras -la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)- han informado a los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona de que finalmente Grecia ha cumplido con lo exigido para ello.
Sin embargo, como viene sucediendo con los rescates griegos, el procedimiento no será tan sencillo como a primera vista se podría esperar, ya que los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro han dado hoy su visto bueno al pago de solo 1.100 millones de euros de este nuevo tramo.
El pago definitivo se prevé que tenga lugar una vez que la junta directiva del fondo de rescate permanente de la eurozona, el MEDE, dé su visto bueno a la operación el próximo día 22 de octubre.
Los 1.700 millones restantes quedan ahora pendientes de que Atenas envíe a sus socios los datos relativos al progreso hecho en la devolución de las deudas que mantiene el Estado heleno con sus proveedores relativos al mes de septiembre.
Si los mismos no se retrasan, el MEDE podría incluso llegar a aprobar el pago de los 2.800 millones de euros al completo en su próxima reunión, pero nada permite por el momento prever cómo se desarrollarán los acontecimientos.
"El dinero llegará, no se preocupen", dijo el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, quien aseguró que los 1.700 millones de euros -que precisamente irán destinados a que Atenas salde deudas con sus proveedores- penden solo de formalidades técnicas y que no existe "ningún tipo de problema político" al respecto.
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Por otra parte, los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro han asegurado que enviarán sus proyectos presupuestarios a Bruselas antes de la fecha límite para ello, el 15 de octubre.
En el caso de España, que continúa con un gobierno en funciones, sus socios asumen que no enviará unas cuentas completas, sino tan solo una prolongación de los presupuestos actuales con las cifras actualizadas, pero sin nuevas medidas económicas y fiscales.
Pese a ello, el ministro español en funciones de Economía, Luis de Guindos, afirmó hoy que el proyecto presupuestario para el próximo año incluirá una estimación de déficit "no muy lejos del 3,1 % del PIB", y que cuando haya un nuevo Ejecutivo se mandará un nuevo presupuesto "para cumplir con el objetivo del 3,1 %" que se le exige para 2017.
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, optó por "no comentar planes y medidas que no se conocen", pero sí recalcó que "la cifra de déficit tiene que ser 3,1 % y que decir ‘muy cerca’ es un poco diferente" a alcanzar el objetivo.
Por ello, indicó, el próximo ejecutivo mandará "tan pronto como tome posesión" un nuevo borrador de presupuesto "con todas las medidas necesarias para alcanzar ese objetivo del 3,1 %".
Más tajante se mostró el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, quien advirtió de que "en los últimos años ha habido bastantes debates entre España y la Comisión sobre la calidad de las cifras, y cada vez ha resultado que la Comisión tenía razón".
"Por ello, querría que el Gobierno español realmente verificase sus cifras y asunciones antes de ponerlas en el presupuesto. Esto por supuesto, es un consejo para todos, pero aquí en particular", dijo.
El político holandés también recalcó que, "desafortunadamente, el nuevo Gobierno español tendrá que hacer un nuevo trabajo sobre el presupuesto".
Con información de EFE