Los vínculos entre México y España no se rompieron ni en los años oscuros del franquismo, cuando la diplomacia de la nación americana vivía una "bicefalia"; apoyaba la República española en el exilio y toleraba la presencia de diplomáticos de la dictadura en su país.
Cuarenta años después del restablecimiento de las relaciones entre México y España, el ministro de Asuntos Exteriores que en 1977 firmó la nota diplomática, Marcelino Oreja (Madrid, 1935), repasó hoy la historia de este hito histórico en la sede del Senado mexicano.
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En conferencia, el diplomático de 82 años explicó que al inicio de la Guerra Civil española (1936-1939), México se posicionó al lado del Gobierno de la República, un apoyo que mantuvo hasta mediados de los años 1970, si bien a menudo de manera simbólica.
México, tras capitanear iniciativas en las Naciones Unidas para aislar el régimen político español a principios de los 40, retomó un cierto acercamiento con España a finales de esa década y en 1950.
"Es el comienzo de intercambios económicos, comerciales, culturales y artísticos", indicó Oreja, de visita en México para conmemorar los 40 años.
Así, en 1948 el Gobierno de Madrid envió a México "con carácter estable, pero no oficial" a dos diplomáticos.
"Se inicia una curiosa etapa de una especie de bicefalia diplomática. En México funcionaban las dos representaciones, la República, que era la oficial y reconocida por las autoridades mexicanas, y la oficiosa del Gobierno de Madrid, desconocida oficialmente pero tolerada por las autoridades mexicanas", indicó Oreja.
Años después se reguló oficialmente la situación de los diplomáticos españoles en México y se les concedían permisos -de residente rentista-, fortaleciendo dicha bicefalia.
Esta particular situación se alargó hasta la muerte de Francisco Franco el 20 de noviembre de 1975 y la configuración de un nuevo gobierno con Carlos Arias Navarro.
Se acordó la apertura de una oficina comercial en México y se decidió que los diplomáticos españoles fueran adscritos a una embajada extranjera en el país para que gozaran de "cierta consideración oficial y no fueran considerados como inmigrantes rentistas ni empleados consulares".
Así, se les permitió tener pasaporte diplomático de Costa Rica, sin que el documento mencionara su nacionalidad.
Este conjunto de "particularidades diplomáticas" -continuó Oreja- tuvieron un punto y final: 28 de marzo de 1977.
Ese día, en un hotel de París, Oreja y el canciller mexicano, Santiago Roel, firmaron una nota diplomática que marcaba el reinicio oficial de las relaciones diplomáticas.
Antes, México canceló relaciones diplomáticas con la República española, dejando la puerta abierta.
"Era un acuerdo que representaba algo muy importante, el final de una etapa y una perspectiva alentadora para la realidad de lo dos países", afirmó Oreja.
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Para el actual embajador de España en México, Luis Fernández-Cid, con la firma de este documento se adquirió un instrumento y una dinámica que ha resultado en una "intensificación de relaciones" con unos "evidentes" resultados.
El presidente de la Comisión de Europa del Senado, Rabindranath Salazar, destacó que México y España son "socios estables" y están en su "mejor momento".
De acuerdo con sus datos, España es el noveno socio comercial de México a nivel mundial y el segundo de la Unión Europea, mientras que México es el principal socio comercial de España en América Latina y la octava economía de mayor importancia para el país.
En este contexto, el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Pablo Escudero, concluyó su intervención afirmando que ambos países continuarán "forjando una visión de colaboración para el futuro".
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El 40 aniversario del reencuentro entre México y España se conmemora en el país latinoamericano con diversas actividades, entre ellas exposiciones, seminarios y conciertos como el que el guitarrista español Pablo Sáinz Villegas ofrecerá este martes.
EFE