La falta de políticas económicas que eliminen la hiperinflación que vive Venezuela desde finales de 2017 y la promesa incumplida de resolver los principales problemas de las comunidades han provocado un gran descontento en los sectores populares, afirman líderes sociales de La Vega, Catia y Artigas.
Paola Martínez/El Nacional
En el barrio Los Mangos, parte alta de La Vega, hay una base de misión socialista que defendió al presidente Nicolás Maduro y amenazó a quienes no lo apoyaban, sin embargo, la ausencia de respuesta a las ayudas que han solicitado por la desnutrición en el sector ha causado decepción en el liderazgo de base del PSUV.
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— El Político (@elpoliticonews) July 12, 2018
Uno de sus integrantes admitió que, pese a la lealtad que han tenido, nunca han sido atendidos por el Estado. “Hemos ido a presentar propuestas, como lo ha pedido el presidente. Nos reciben en los ministerios y nos dicen que debemos hacer un censo en la comunidad y cuando lo entregamos, la respuesta es ‘no tenemos recursos’. Entonces cuándo es que el pueblo contará con ellos. Ya hemos dado todo por la revolución”, aseveró.
Uno de los vecinos de Los Mangos, que prefirió resguardar su identidad por seguridad, contó que hasta hace meses eran amedrentados por estas personas afectas al chavismo “pero la miseria también tocó sus puertas y abrieron los ojos”.
segura que la fuerza oficialista ha disminuido notablemente: “Antes nos prohibían hacer eventos que no se pareciesen a su proyecto político. Han entendido que si no trabajamos en conjunto, no encontraremos soluciones para nuestra comunidad, esas que no da ni dará Maduro”.
En Artigas ocurre algo similar. Los simpatizantes del presidente y su gabinete están opacados y desilusionados. “Los afectos a Maduro ya no tienen el mismo ímpetu que antes, cuando amenazaban con la bolsa o con quitar la pensión si apoyabas otra opción. Eso se acabó”, expresó un líder comunitario. Aseguró que el comportamiento pacífico de los oficialistas se comenzó a notar después de las elecciones del 20 de mayo.
Desde ese momento, el carnet de la patria pasó a un segundo plano y el control político que ejercían a través de ese mecanismo se redujo en La Vega, Catia y Artigas.
Cuando Maduro implementó el carnet de la patria el año pasado, los voceros obligaron a los ciudadanos a presentarlo como requisito fundamental para venderles la caja de comida. También les exigieron votar en las adyacencias de su lugar de residencia para que los comités locales los chequearan con una lista y escanearan sus carnets el día de los comicios.
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