Los inmunosupresores son fármacos clave para la vida de pacientes crónicos, particularmente de los 3.500 trasplantados, pero no se consiguen en el país y esto está ocasionando serias secuelas en la salud de quienes los necesitan
La Encuesta Nacional de Inmunosupresores 2018, realizada a personal médico de los sectores público y privado, reporta 98% de casos de pacientes que presentan alteraciones de salud atribuidas a la ausencia de los medicamentos; 78% de los consultados opinó tener la certeza de que más de 50% de sus complicaciones se debieron a la carencia de inmunosupresores. Se estableció además que dichas complicaciones se agudizaron a lo largo de 4 años, desde 2014, fecha en que se informaron apenas 2% de casos, mientras que en 2017 hay reportes de 42%.
La consulta realizada entre el 28 de febrero y el 10 de abril pasado, consistió en un cuestionario que se aplicó a 72 médicos con especialidad en Nefrología y/o trasplante de órganos, preferiblemente registrados en el IVSS, como organismo prescriptor de inmunosupresores en 7 regiones del país, una de ellas, la Gran Caracas. Indica además que 18% de los encuestados respondió que había abandonado la actividad del trasplante debido a la inexistencia de inmunosupresores (96%), mientras que el resto atribuyó su decisión a la falta de infraestructura y, también, a las fallas del servicio de apoyo y del recurso humano especializado.
La Organización Nacional de Trasplante y la Sociedad Venezolana de Nefrología, asociaciones que elaboraron la encuesta, quisieron documentar la disponibilidad de los fármacos para el tratamiento de los pacientes, y presentar propuestas que sirvan de base al diseño de políticas públicas para la debida atención médica, señala el estudio.
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El número de enfermos atendidos por los especialistas fue un indicador importante. Al ser interrogados sobre la frecuencia con la que los pacientes alegaban dificultades para obtener sus medicamentos, 85% de ellos respondió que atravesaban siempre o con frecuencia problemas para obtenerlos. Por ello admitieron que muy a menudo debían cambiar el remedio por otro. 90% de los consultados afirmó que los enfermos contactaban varias instancias para conseguir sus medicinas, en su mayoría al IVSS como responsable de los fármacos de alto costo, pero que 90% de los intentos resultó negativo.
Las consecuencias fueron 366 complicaciones médicas, con 26 muertes y 26 ingresos a diálisis por la pérdida del riñón injertado.