La realidad en la Federación Rusa ha cambiado. La guerra que sostiene con Ucrania ha hecho que las sanciones implementadas por una diversidad de naciones golpeen el sector económico y la conviertan en un paria económico y comercial, obligando a empresas, corporaciones y marcas reconocidas a abandonar el país.
Mario A. Beroes R./El Político
En el extenso país, intentar concretar algún tipo de negociación, es imposible, ya que la guerra desbarató cualquier plan.
Marcas reconocidas y transnacionales como Apple, Ford, British Petroleum, han abandonado Rusia, convirtiéndo al país euroasiático en un paria económico.
"Es imposible hacer un esfuerzo. Las compañías tratamos de mantener nuestra reputación y cumplir los estándares de responsabilidad corporativa."
"Las sanciones, la situación bélica y las decisipones del gobierno de Putin, nos obligan a cerrar las puertas e irnos," expresó un directivo de la petrolera británica BP, en el aeropuerto de Moscú, poco antes de abandonar Rusia.
Beneficios perdidos
La Federación Rusa, ese enorme territorio que lo hace la nación con la mayor extensión territorial del planeta, ofreció con la llegada de Vladímir Putin, jugosos beneficios, que compensaban los riesgos geopolíticos.
Esos cálculos han variado después de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, inició una invasión en Europa que desencadenó una ola de sanciones internacionales y restricciones a las exportaciones que sumieron su economía en el caos e interrumpieron la actividad de corporaciones multinacionales en el país.
“Básicamente Rusia se ha convertido en un paria comercial”, dijo la economista Mary Lovely, investigadora del Peterson Institute for International Economics en Washington.
“Básicamente ninguna empresa, ninguna multinacional, quiere quedarse en el lado erróneo de las sanciones estadounidenses y occidentales”.
Las firmas también expresan su preocupación por la situación de los ucranianos, en un indicio de cómo quieren que se les perciba alineados en el lado correcto de la historia.
Nadie quiere estar en Moscú
El interés por marcharse se debe a una orden de Moscú que restringe de forma temporal la venta de activos rusos por parte de inversionistas extranjeros.
El primer ministro, Mikhail Mishustin, prometió que el gobierno " ayudaría a los inversionistas a tomar una decisión considerada”, en lugar de sucumbir a la presión política de las sanciones.
No está claro cómo podría afectar a los esfuerzos corporativos por abandonar Rusia.
Entre las firmas que anunciaron salidas más rápidas y drásticas había empresas de gas y petróleo, que ya se veían presionadas por activistas climáticos para que inviertan en energía renovable.
La petrolera BP decidió abandonar su participación de 14.000 millones de dólares en la firma estatal de gas y petróleo Rosneft.
La angloholandesa Shell se sumó a la decisión al informar que deja su emprendimiento conjunto con la estatal Gazprom y la relación en el ahora suspendido gasoducto Nord Stream 2, construido para llevar gas natural a Europa Occidental.
ExxonMobil dijo que saldría de un gran proyecto de gas y petróleo y detendría cualquier nueva inversión en Rusia. Todos sus directores generales expresaron conmoción y tristeza por el conflicto, cada vez más violento. Otras firmas energéticas más pequeñas han seguido su ejemplo.
Automotriz y tecnología también se van
Otras empresas internacionales indicaron que se mantendrían fuera del mercado ruso por preocupación por Ucrania o para cumplir las sanciones occidentales.
La automotriz sueca Volvo Cars indicó que no entregaría autos a Rusia por el momento dados los “posibles riesgos asociados con el comercio material con Rusia, incluidas las sanciones impuestas por la Unión Europea y Estados Unidos”.
Apple, Microsoft también siguen el ejemplo y abandonan la antigua tierra de los zares. El dictador Putin se va quedando solo.