Las nuevas tecnologías siempre han seducido al ser humano. Le han atraído pero, también, le han generado dudas e incertidumbres. Miedos por su futuro, por la destrucción de la zona de confort a la que estaban acostumbrados. Todo progreso conlleva un cambio. Y, quizás, es relativamente sencillo apostillar que cada salto gracias a los avances tecnológicos supone un salto adelante en la sociedad, aunque en muchas ocasiones despierta ciertas confrontaciones.
La robótica, la Inteligencia Artificial, la biotecnología o los preceptos que hacen posible la tecnología «blockchain» -aplicada a la moneda virtual Bitcoin- son algunos de los espacios que se han puesto bajo la lupa de aquellos que dudan sobre sus aportaciones a la economía y la sociedad. El Informe sobre los Riesgos Mundiales 2017 presentado en el Foro Económico Mundial celebrado en Davos (Suiza) destaca doce áreas clave de innovación y sus riesgos. La medida en que los beneficios se maximicen y los riesgos se vean mitigados dependerán de la calidad de las reglas, las leyes, las normas, los estándares impuestos, de las propias instituciones y también de otros mecanismos que configuran el desarrollo y despliegue de cada tecnología en particular.
Las conclusiones del informe se basan, en gran medida, en opiniones de expertos de diversos sectores tanto líderes empresariales, gubernamentales, académicos y ONG. Aunque en muchos casos la innovación y tecnologías que se están desarrollando en estos momentos y que o bien están ya presentes en las industrias o se están todavía ensayando para su salto a la sociedad aportarán más beneficios que peligros.
Con información de ABC