Quizá no se califique como un momento de gran revelación, pero Jeffrey R. Immelt, director ejecutivo de General Electric, recuerda el día de junio de 2009 que lo puso a pensar. Estaba hablando con científicos de GE sobre los nuevos motores para jets que estaban construyendo, cargados de sensores para generar el ?tesoro? de datos de cada vuelo realizado, pero ¿con qué fin?
Estos datos pudieran ser algún día tan valiosos como la propia maquinaria, si no más. Pero GE no podría usarlos.
"Necesitamos tener una mayor capacidad en software", decidió Immelt, según relató.
Quizá GE — un fabricante de turbinas eléctricas, motores de jet, locomotoras y equipo de imágenes médicas — necesitaba pensar que sus competidores eran Amazon e IBM.
En ese entonces, GE estaba regresando a sus raíces en la industria pesada y navegando por la crisis financiera mundial, deshaciéndose de gran parte de su inflada subsidiaria financiera, GE Capital.
Ese adelgazamiento continuó durante años mientras miles de millones de dólares en activos eran vendidos, y pasó un hito este verano cuando GE Capital fue retirada de la breve lista del gobierno de instituciones financieras consideradas "demasiado grandes para quebrar".
Pero, en 2011, GE también abrió discretamente un centro de software en San Ramón, California, a 39 kilómetros al este de San Francisco, al otro lado de la bahía.
Hoy, uno de los proyectos más importantes de San Ramón es construir un sistema operativo para computadoras, pero a escala industrial; un Microsoft Windows o Google Android para fábricas y equipo industrial. El proyecto es esencial para el esfuerzo de GE para convertirse en lo que Immelt dice será una "de las 10 principales compañías de software" para 2020.
Los veteranos de Silicon Valley se muestran escépticos.
"GE está tratando de hacer esto a la manera en que lo hace una compañía grande, dedicando miles de personas y miles de millones de dólares a ello?" dijo Thomas M. Siebel, un emprendedor de tecnología que ahora es director ejecutivo de C3 IoT, una empresa emergente que ha trabajado para GE. "Pero no son personas de software".
El complejo de San Ramón, que alberga a GE Digital, emplea ahora a mil 400 personas. Los edificios están diseñados para adaptarse a las costumbres laborales de libre albedrío de los desarrolladores de software: plantas abiertas, bancas para sentarse, pizarrones blancos, sofás para reuniones improvisadas, balcones que dan a los terrenos y áreas de cocina con bocadillos.
Por supuesto, muchas industrias ven amenazas digitales, sin embargo, el alcance del desafío es amplificado en GE, una compañía de 124 años de antigüedad y el fabricante más grande de Estados Unidos, con más de 300 mil empleados en todo el mundo.
Los empleados en toda la compañía han estado haciendo peregrinaciones a San Ramón para reuniones de información tecnológica, pero también para empaparse de la cultura. Sus órdenes son tratar de adaptar la magia digital y los hábitos acelerados de Silicon Valley al mundo de la manufactura industrial de GE.
El éxito o fracaso de GE en la próxima década, dice Immelt, depende de esta transformación. Le llama "probablemente lo más importante en que he trabajado en mi carrera".
Con Información de: El Financiero