El gobierno del presidente colombiano Iván Duque pidió a la Corte Constitucional que autorice el uso de glifosato, un herbicida de amplio espectro, para eliminar cultivos ilegales, cuyo combate manual costó la vida de cinco personas y amputaciones a otras siete en los últimos días.
Por Redacción El Político
En los últimos cinco años, los cultivos de coca han aumentado más del 60 por ciento y, en 2017, la superficie de sembradíos de coca alcanzó la cifra récord de 209.000 hectáreas en Colombia. Ante este panorama, el presidente Iván Duque anunció que su gobierno quería retomar el uso del glifosato.
El uso del glifosato ha provocado polémicas por sus efectos en la salud, y desde marzo de 2015, científicos vinculados a la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyeron al herbicida en una lista de posibles cancerígenos, basados en numerosos estudios.
Apenas el 19 de marzo pasado, además, un jurado en la ciudad estadunidense de San Francisco determinó que un herbicida basado en glifosato fue "un factor sustancial" en la aparición de cáncer en Edwin Hardeman, un hombre de 70 años, residente en el condado de Sonoma.
La historia del glifosato en la lucha contra la droga en Colombia es larga —podría remontarse hasta 1978— y nunca ha estado libre de controversias. En octubre de 2015, la fumigación se detuvo porque una corte pidió al gobierno que “diera aplicación al principio de precaución” en caso de que las fumigaciones pudieran afectar la salud de comunidades campesinas.
Cuando parecía un debate superado en el país que no ha dejado de ser el mayor productor de coca del mundo, la discusión regresó en los meses finales de la presidencia de Juan Manuel Santos y ahora Duque parece decidido a restablecer esta práctica como parte de su política antidrogas.
Fuente: New York Times