Una interminable hilera de autos en la Avenida 9 de Julio, que los argentinos exhiben orgullosos como "la más ancha del mundo", y manifestaciones espontáneas en decenas de ciudades de todo el país certificaron este lunes el descontento de amplias franjas de la población con el gobierno de Alberto Fernández, aunque lo inusual del momento político se observa en otro dato: muchos de ellos son también críticos con la oposición.
El Político
A los argentinos les gusta salir a las calles a manifestar su descontento, pero lo del lunes festivo fue novedoso: muchos optaron por protegerse del Covid-19 y se manifestaron desde sus autos y con banderas celestes y blancas saliendo por las ventanillas. Otros, en cambio, prácticamente todos con mascarillas, tomaron las calles. La mayoría respetó el distanciamiento social, pero otros no, lo que llevó a partidarios del Gobierno de Argentina a pedir medidas drásticas.
"Malas personas, irresponsables, oscurantistas, oportunistas y manipuladoras convocaron a la gente a enfermarse (…). Quieren destruir el esfuerzo que todos, sobre todo los trabajadores y los humildes, hicimos para enfrentar la pandemia", dijo Juan Grabois, dirigente de movimientos sociales cercano al Gobierno, mientras se celebraba la marcha.
Santiago Cafiero, jefe de Gabinete (una suerte de primer ministro) de Alberto Fernández, pidió "perdón a los trabajadores de la salud por no haber podido evitar la marcha", frase que le valió duras críticas.
Aunque parte del gobierno y de medios afines definieron la manifestación como la de los "anticuarentena", quedarse con eso sería no ver la realidad: la protesta combinó el hartazgo por una cuarentena que supera ya los 150 días y no tiene visos de terminar, con el grave desplome económico del país y la reforma judicial que presentó Fernández. La oposición entiende que está hecha a medida para que Cristina Fernández de Kirchner, la dos veces presidenta y actual vicepresidenta, salga ilesa de sus múltiples causas por corrupción.
Un grupo de manifestantes eligió la casa de la vicepresidenta en Recoleta, un barrio de clases medias y altas de Buenos Aires, para expresar su descontento. El edificio fue decorado con una bandera con la inscripción "República Argentina Democrática". No hay personaje público que polarice a los argentinos al extremo que lo hace Fernández de Kirchner.
"TRAIDORES"
Aunque muchos de los manifestantes del "banderazo" simpatizan con la coalición Juntos por el Cambio, del ex presidente Mauricio Macri, entre los que salieron a las calles hay gente muy crítica con Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de Buenos Aires, al que acusan de "tibio" o "traidor" por mantener diálogo permanente con Fernández y acordar con el presidente las medidas contra la pandemia.
No es sencilla la situación de la oposición, dividida entre el ala moderada y la dura, que lidera Macri. Uno de los problemas es que el ex presidente dejó el país hace dos semanas para viajar a Europa de vacaciones sin dar mayores explicaciones, salvo una reunión en la FIFA, de cuya fundación es presidente. El tráfico aéreo nacional e internacional está paralizado en Argentina desde el 20 de marzo, y las autoridades no dan precisiones acerca de cuándo se restablecerá.
Entretanto, se calcula que para fin de año un 63 por ciento de los niños argentinos será pobre, consecuencia de la caída económica, que en el segundo trimestre fue del 20%, la peor de la historia.
Fuente: El Mundo
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