Casi 3 millones de personas se han contagiado con el coronavirus SARS-CoV-2 en todo el mundo y 205.948 han muerto. Pero ahora muchos países quieren aliviar los bloqueos ante la reducción de las tasas de infecciones y el miedo a una crisis económica.
El Político
La peor pandemia del mundo en un siglo, que comenzó en China en diciembre, ha planteado un dilema a los gobiernos. Las personas que llevan semanas encerradas en sus hogares están cada vez más frustradas y ansiosas por lo que depara el futuro.
Con las severas restricciones en la actividad económica -desde bares a fábricas y turismo-, se esperan recesiones largas en muchos países. Pero como todavía no hay cura, los líderes están conscientes de que una segunda ola de infecciones podría afectar a sus países justo cuando la vida vuelva a ser normal.
Italia, que tiene la segunda mayor tasa de muertes por coronavirus, permitirá que fábricas y sitios de construcción reabran desde el 4 de mayo y autorizará visitas familiares limitadas mientras prepara un final gradual para el cierre, dijo el domingo el primer ministro Giuseppe Conte.
Roma se prepara para una segunda fase de la crisis, en la que intentará reactivar la economía sin desencadenar una nueva ola de infecciones. Conte declaró que se anticipaba “un desafío muy complejo”, advirtiendo que “viviremos con el virus y tendremos que adoptar todas las precauciones posibles”.
Por su parte, los neozelandeses podrán pescar, surfear, cazar y hacer senderismo esta semana por primera vez en más de un mes. Los 5 millones de residentes del país tuvieron uno de los confinamientos más estrictos del mundo, con cierres de oficinas, escuelas, bares y restaurantes.
En Alemania, el ministro de Economía instó el lunes a los 16 estados federales del país a levantar lentamente las restricciones para evitar que el brote se extienda más y se vean obligados a dar marcha atrás más tarde.
“Unidad y determinación"
En España, uno de los países más afectados, el domingo se permitió a los niños salir de sus casas por primera vez en seis semanas, y las autoridades preparaban con cautela nuevas medidas para relajar las estrictas medidas de confinamiento.
Sin embargo, el primer ministro británico, Boris Johnson, de regreso en Downing Street tras estar fuera poco más de un mes por la enfermedad, declaró el lunes que todavía era demasiado peligroso relajar un confinamiento que está castigando a la economía, ya que podría causar un segundo brote mortal.
Johnson, que pasó tres días en cuidados intensivos, aseguró que entendía las preocupaciones de los negocios y que consultaría con la oposición, pero dejó en claro que no habría un levantamiento rápido del cierre pero que se trazarían planes para aliviar las restricciones en los próximos días.
“Si podemos mostrar el mismo espíritu de unidad y determinación que todos hemos mostrado en las últimas seis semanas, entonces no tengo ninguna duda de que lo superaremos”, declaró.
En Estados Unidos, que registra el mayor número de contagios y muertes en el mundo, los críticos han acusado al presidente Donald Trump de dar mensajes confusos y contradictorios sobre el coronavirus. Georgia, Oklahoma, y otros estados tomaron medidas tentativas para reiniciar las empresas el viernes.
La ciudad china de Wuhan, donde se originó el virus en diciembre, ahora no tiene casos en sus hospitales, dijo un funcionario de salud. La ciudad todavía está evaluando a los residentes regularmente a pesar de aliviar los confinamientos.
Casi dos millones de australianos se apresuraron a descargar una aplicación diseñada para rastrear contactos cercanos de pacientes de COVID-19. Australia ha sido uno de los países que más éxito ha tenido en la lucha contra la pandemia, registrando solo 83 muertes y 6.700 casos, gracias a cierres de fronteras, las restricciones de movilidad y confinamiento de la población.