La relación entre el presidente de Argentina, Alberto Fernández y la vicepresidente, Cristina Fernández de Kirchner, no está en su mejor momento. Al menos eso es lo que indican analistas de la situación política.
La causa del presunto desencuentro es Nicolás Maduro. El apoyo dado por la Cancillería argentina a la investigación de la ONU contra el régimen de Venezuela por violaciones a los Derechos Humanos tensó la cuerda.
El Político
Como ya informamos en El Político, fue Michelle Bachelet, alta comisionada de Naciones Unidas para Derechos Humanos, quien confirmó a Fernández los atropellos de Maduro.
Esa información de primera mano, y de la fuente más creíble, fue decisiva para el voto de Argentina contra Maduro en la ONU.
Sin embargo, la Cancillería argentina dejó claro que no se trata de apoyar salidas de fuerza en Venezuela. Tampoco está de acuerdo con las sanciones impuestas por Estados Unidos contra el régimen chavista y sus principales figuras.
Según Primer Informe las relaciones entre Alberto Fernández y su vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner se tensaron desde la asamblea de la ONU. No hay que olvidar los estrechos vínculos del kirchnerismo y el chavismo. No son sólo asuntos políticos, sino también de negocios, los que los unen.
¿Grieta o jugada política?
Quienes analizan la realidad Argentina no creen que se trate de un viraje radical de Alberto Fernández. Por ende, desconfían de la tesis de la grieta en el peronismo-kirchnerismo. Creen que puede tratarse de una jugada política, con miras a ganar alguna indulgencia de las naciones poderosas.
En la actualidad, una misión del Fondo Monetario Internacional evalúa a Argentina. Estados Unidos es uno de los principales socios del FMI. A Fernández le interesaría lucir menos radical y, en ese escenario se produce el voto contra el régimen de Maduro por sus delitos de lesa humanidad.
Para quienes creen en la grieta, los analistas advierten que Fernández mantiene gran parte de los aliados que tuvo el kirchnerismo. Argentina ofreció asilo al boliviano Evo Morales, mantiene vínculos con la oposición brasileña, liderada por Lula. Se relaciona con el ecuatoriano Rafael Correa.
En fin. No es posible predecir la conducta del presidente argentino. Es experto en zig zag político.
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