Las redes sociales han revolucionado la forma en que los humanos interactúan, brindándoles oportunidades sin precedentes para satisfacer sus necesidades de sociabilizar.
El Político
Una explosión de investigación ha examinado si las redes sociales impactan en el bienestar.
Los estudios de primera y segunda generación que examinaron este tema arrojaron resultados inconsistentes.
Un conjunto emergente de experimentos de tercera generación ha comenzado a revelar efectos negativos pequeños pero significativos del uso general de las redes sobre el bienestar, reportó Intramed.
Apoyo en las redes sociales
Las personas utilizan las redes por diferentes motivos (por ejemplo, para gestionar impresiones; compartir emociones), que influyen en cómo impactan en su propio bienestar y en el de otras personas.
En un período de tiempo relativamente corto, las redes han transformado la forma en que los humanos interactúan; lo que ha llevado a muchos a preguntarse qué implicaciones, si es que tiene alguna, ha tenido esta revolución interactiva para la vida emocional de las personas.
Durante los últimos 15 años, una explosión de investigaciones ha examinado este tema, generando innumerables estudios y un acalorado debate.
Aunque las primeras investigaciones generaron hallazgos no concluyentes, varios experimentos han revelado pequeños efectos negativos del uso de las redes en el bienestar.
Complejidades más profundas
Sin embargo, estos resultados enmascaran un conjunto de complejidades más profundas.
La evidencia acumulada indica que las redes sociales pueden mejorar o disminuir el bienestar dependiendo de cómo las utilicen las personas.
Se necesitan investigaciones futuras para modelar estas complejidades utilizando métodos más sólidos para avanzar en el conocimiento en este dominio.
¿Las redes sociales afectan el bienestar?
A principios de la década de 2000, las redes sociales proliferaron y revolucionaron una vez más la forma en que el mundo se comunica.
Cerca de 4 mil millones de personas usan Facebook, Instagram o Twitter, tres de las plataformas de redes sociales más populares, para compartir y consumir información.
Dado el impacto transformador que esta tecnología ha tenido en la sociedad, no sorprende que personas de todo el mundo se hayan interesado en comprender cómo estos medios influyen en sus vidas emocionales.
Durante los últimos 15 años, una explosión de investigación ha abordado este problema. Sin embargo, los resultados de este trabajo están lejos de ser sencillos.
Si bien algunos estudios indican que las redes socavan el bienestar, otros estudios sugieren lo contrario, o que las redes sociales no tienen implicaciones para esta faceta de la vida de las personas.
Estos conjuntos de hallazgos aparentemente contradictorios han provocado acalorados debates entre los científicos, dejando a muchos confundidos.
Compartiendo emociones
Las redes sociales brindan a las personas oportunidades sin precedentes para perseguir estos objetivos al permitirnos conectarnos instantáneamente con personas cercanas (es decir, capital social vinculante) y más distantes (es decir, capital social puente).
De hecho, una amplia gama de estudios indica que las redes sociales brindan retroalimentación que satisface las necesidades socioemocionales; (es decir, ‘apoyo emocional’) y cognitivas (es decir, ‘apoyo informativo’) de las personas y mejora sus niveles de apoyo social percibido y recibido.
En algunos casos, los beneficios de apoyo que las personas obtienen de las redes sociales superan a los que obtienen en el mundo real.
Por ejemplo, un par de estudios encontró que las personas con depresión, que tienden a recibir menos apoyo que sus contrapartes no deprimidas fuera de línea, recibieron más apoyo en las redes sociales.
Redes sociales difusoras
Las redes sociales también juegan un papel en la difusión de la indignación moral que contribuye a la deshumanización de los demás y puede reducir la acción colectiva y profundizar las divisiones sociales.
Un estudio de muestreo de experiencias encontró que las personas tenían más probabilidades de entrar en contacto y responder intensamente a las declaraciones de indignación moral en línea (probablemente incluidas las redes sociales) que fuera de línea.
En conjunto, estos hallazgos demuestran que las redes sociales nos brindan una nueva plataforma para satisfacer nuestro deseo de compartir emociones con los demás.