El presidente francés, François Hollande, se ha presentado como garante del Estado de derecho en una esperada comparecencia a ocho meses de las presidenciales, sin desvelar todavía si va a ser o no candidato (88% de los franceses no quiere que Hollande se presente a la reelección). Ha sido un discurso fuerte, centrado en la democracia frente al terrorismo, con el que François Hollande intenta enderezar su cuota de popularidad, en caída libre.
“Esta es una guerra de otro tipo. Contra las democracias, y lanza un desafío planetario. Y esa es la razón por la que Francia se ha comprometido tanto lejos, como aquí. Luchando en países extranjeros, nuestros ejércitos nos defienden porque es la misma amenaza, son los mismos asesinos los que debemos afrontar en Mali, Siria, Irak y en nuestra casa”, ha dicho.
Hollande ha defendido el balance de su país en la escena internacional. Una Francia fuerte y en guerra. Una guerra que va a ganar, sin debilitarse, pero también sin mentir y sin renunciar a su identidad.
“Al mismo tiempo que con el Gobierno de Manuel Valls, hago todo lo posible para proteger a los franceses, les debo también la verdad. La amenaza está ahí y va a durar. Así que debemos asegurar la seguridad sin renunciar nunca a vivir como queremos, porque eso es lo esencial. Los terroristas nos lanzan no uno sino dos desafíos: vencerlos y seguir siendo nosotros mismos”, ha asegurado.
Tras un verano marcado por el ataque de Niza y por la polémica en torno al burkini, sobre la que se ha mostrado prudente hasta ahora, Hollande ha dado su visión del laicismo y ha hablado de su combatibilidad con el islam. El islam deberá adaptarse, la república hará lo mismo.
“¿Puede el islam acomodarse en el laicismo? Mi respuesta es sí. Nada en el laicismo se opone a la práctica del islam en Francia siempre y cuando cumpla con la ley. Lo que hay que lograr es construir un islam de Francia”, ha señalado.
Una idea de Francia, un proyecto: vencer al terrorismo, sin renunciar a la identidad francesa, apostando por el Estado de derecho, y no por el estado de excepción, ha dicho Hollande, en clara alusión a la postura de la derecha y la extrema derecha.
“Nuestra identidad es nuestra historia, nuestra cultura, nuestros valores, nuestro modo de vida. No está fijada de en el tiempo, no es una fotografía inmóvil. La identidad está en perpetuo movimiento. Por eso Francia es más que una identidad: es una idea. El peligro sería que ante la adversidad, Francia dudara de ella misma, se detuviera, se replegara, se aislase”, ha declarado Hollande.
Con información de EuroNew