El papa Francisco y el presidente francés, François Hollande, mantuvieron hoy un encuentro privado en el Vaticano, donde conversaron sobre terrorismo y extremismo religioso, entre otros asuntos, según dijo el mandatario francés.
La reunión a puerta cerrada entre Hollande y Jorge Bergoglio tuvo lugar en el estudio del aula Pablo VI del Vaticano y se produjo dos años y medio después de la que mantuvieron en enero de 2014.
Ambos conversaron durante cuarenta minutos, con ayuda de un intérprete, tal y como confirmó el Vaticano, que no dio detalles sobre el contenido de la reunión.
Hollande, sin embargo, sí que adelantó minutos antes de su visita al Vaticano que hablaría con el papa sobre asuntos relacionados con el terrorismo, los refugiados y el extremismo religioso.
El presidente francés llegó al Vaticano en torno a las 16:45 horas locales (14:45 GMT) acompañado de una delegación compuesta por el ministro del Interior de Francia, Bernard Cazeneuve, y por el embajador de Francia ante la Santa Sede, Philippe Zeller, entre otros.
Tras la reunión a puerta cerrada, se procedió al habitual intercambio de regalos: Hollande obsequió al papa con una porcelana de Sèvres con el escudo de Francia, mientras que el papa Francisco donó al presidente francés una escultura en bronce obra de la artista Daniela Fusco.
Además, Bergoglio le entregó una copia de su encíclica "Laudato si" y de las exhortaciones apostólicas "Amoris laetitia" y "Evangelii gaudium".
Después, Hollande conversó con el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin.
Antes de visitar el Vaticano, Hollande se acercó hasta la iglesia de San Luis de los Franceses, en el centro de Roma, donde recordó a las víctimas fallecidas en los últimos atentados terroristas en su país.
Permaneció en silencio durante unos momentos en una capilla que, desde noviembre pasado -cuando ocurrieron los atentados de París- se instaló en memoria de las víctimas del terrorismo.
A su salida, Hollande relató a los medios que tenía la intención de transmitir al papa "un mensaje de gratitud" por su "palabras de gran consuelo" pronunciadas después de la muerte del sacerdote Jacques Hamel, asesinado el pasado 26 de julio mientras celebraba misa en la localidad de Saint-Etienne-du-Rouvray, en Normandía.
Ese mismo día, el papa Francisco expresó "dolor" y "horror" por la "absurda violencia" de lo sucedido, y un día después afirmó que "el mundo está en guerra porque ha perdido la paz", pero aclaró que no se trata "de una guerra de religiones".
El presidente francés reconoció la importancia de estas palabras porque, dijo, "han contribuido a llamar a la unidad de Francia".
"Es importante decirle al papa que somos sensibles a su palabra", agregó.
Defendió que su país "garantiza la libertad de todas las religiones", así como la "libertad de creer o no creer", y sostuvo que, entre otras preocupaciones, también abordaría con el papa el problema del extremismo religioso, la crisis de los refugiados y la situación de los cristianos en Oriente Medio.
Hollande visitará el próximo lunes la isla italiana de Ventotene, donde celebrará una cumbre con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y con la canciller alemana, Angela Merkel, para analizar los desafíos a los que se enfrenta la Unión Europea tras la marcha del Reino Unido.
EFE