Las divergencias en el C5, grupo de cinco países centroeuropeos, por la prohibición de importar petróleo y gas ruso, salieron a relucir, complicando la unificación de propuestas y la búsqueda de la paz en Ucrania.
Mario Beroes/El Político
Estas divergencias entre la República Checa, Eslovaquia, Hungría, Austria y Eslovenia fueron evidentes durante la reunión sostenida por sus ministros de Asuntos Exteriores en Praga.
Para el jefe de la diplomacia checa, Jan Lipavsky, se trata de una prioridad.
Divergencias evidentes
"Durante nuestra presidencia de la UE me gustaría avanzar en las conversaciones sobre el recorte de las importaciones de petróleo de Rusia, ya que hay que minimizar los ingresos de dicho país por el comercio con la Unión Europea".
Para su homólogo húngaro, Péter Szijjártó, se trata de una línea roja.
"Hasta ahora hemos firmado cinco paquetes de sanciones. Hemos apoyado estas medidas tomadas por la Unión Europea, tenemos una línea roja clara que es la seguridad energética de Hungría, por eso ya nos hemos asegurado de que no podemos firmar sanciones ni sobre el petróleo ni sobre el gas."
Austria, por su parte, apela al pragmatismo y a adoptar sanciones que afecten más a Rusia que a Europa.
Eslovaquia quiere aumentar la ayuda militar a Ucrania y Eslovenia aboga por no repetir los errores del pasado y acabar con la dependencia energética europea de Moscú.
Las discusiones continúan, pero pareciera que ni Hungría ni Austria firmarán un acuerdo donde el suministro energético a sus países esté comprometido.