El régimen de Daniel Ortega en Nicaragua se sostiene, paradógicamente, gracias a las importaciones que realiza EEUU.
El Político
Nicaragua depende casi en su totalidad del comercio con EEUU, al que vende alrededor del 60% de sus exportaciones.
Son ventas mayores que ningún otro país centroamericano, en términos relativos y el único de ellos que mantiene superávit en ese intercambio con EEUU.
Sin embargo, a pesar de las frecuentes amenazas desde Washington de castigar al régimen de Ortega, con una reducción de ese comercio, la realidad es que este aumentó en un 21,9% en 2022.
En los dos últimos años lo ha hecho en un 67,1%, según datos de la Oficina del Censo estadounidense. En 2022, el déficit de EEUU en sus transacciones con Nicaragua aumentó un 25,9%.
Los Estados Unidos sigue siendo el mayor socio comercial de Nicaragua con casi US$5,000 millones en comercio bilateral solo entre enero y julio del 2022. Los #EEUU representa más del 60% de las exportaciones del Nicaragua y el 35% de sus importaciones. pic.twitter.com/EOlpaZf5cS
— USEmbassy Nicaragua (@USEmbNicaragua) October 12, 2022
Lo que se dice: sanciones poco efectivas
La Administración Biden no ha aplicado sanciones efectivas sobre el régimen de Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Por el contrario, EEUU sigue dando a Nicaragua un trato de favor comercial, poco coherente con la presión que la Casa Blanca dice querer ejercer sobre el régimen nicaragüense.
Tal vez EEUU busca mantener abiertos algunos puentes, propiciando gestos como el de la liberación la semana pasada de 222 presos políticos.
Adicionalmente, destaca y contrasta la suspensión a Nicaragua del tratado de libre comercio entre EEUU y Centroamérica.
Una medida vista como de no clara viabilidad procedimental. O incluso, prohibir que las empresas estadounidenses realicen importaciones desde Nicaragua. Los cuales son procedimientos extremos supuestamente barajados por Washington.
Pero que en realidad podrían perjudicar más a la ciudadanía nicaragüense, la segunda más pobre de América en PIB per cápita, después de la de Haití.
La Administración Biden no ha impedido que Ortega haya completado su viraje autoritario. La expulsión del país de las 222 personas liberadas y la anulación de su nacionalidad y derechos civiles, así como la condena a 26 años del obispo Rolando Álvarez, por haberse negado a sumarse al grupo de los deportados, marcan el afianzamiento de la dictadura de Ortega.
Washington solo aplica sanciones individuales, mientras multiplica el comercio con el país centroamericano https://t.co/a2gGZHWrm8
— ABC Internacional (@abc_mundo) February 13, 2023
Entre líneas: ¿comercio vs sanciones?
EEUU ha aprobado dos leyes que sirven de marco para las sanciones al régimen nicaragüense. Por una parte, está la ley NICA, de 2018, y por la otra la Renacer, de 2021.
La primera motivada por la fuerte represión hacia las protestas masivas, que ocasionaron más de trescientos muertos. La segunda, a raíz de la reelección fraudulenta de Ortega.
Hasta la fecha, el Departamento del Tesoro estadounidense ha sancionado a 47 individuos y 11 entidades. Incluyendo a los hijos de la pareja presidencial, quienes dirigen algunos de los negocios del país.
También han sancionado a estrechos consejeros de Ortega, así como dirigentes de la Policía Nacional, que es el gran brazo ejecutor de la represión el régimen, de la Asamblea Nacional, de la Judicatura y del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Adicionalmente, EEUU también ha impuesto restricción de visados a 270 individuos.
Y para vos eso es mucho? Sabias EEUU importa mas carne desde Nicaragua o Uruguay que desde Argentina? https://t.co/n6mpvXTahC.
— Facundo Rodriguez ?? (@CulebraOconnor) November 2, 2022
Destacado: las sanciones complican la vida de los corruptos
Se trata de sanciones en realidad poco efectivas, en el caso de un régimen inmerso en una huida hacia adelante. Cuyos dirigentes prefieren las prebendas de la dictadura a lo que las sanciones les quitan privilegios.
Ventajas como es el poder entrar en territorio de EEUU y disponer de los bienes que allí tengan. Ese tipo de sanciones tienen sentido, porque complican la vida de quienes ha sido señalados de corrupción, y emplazan sus fortunas en el gran mercado de EEUU.
Además de que pueden erosionar la fidelidad del círculo de apoyo a Ortega-Murillo. Sin embargo, no son decisivas en la suerte del régimen, como demuestra el caso de Venezuela.
Más allá de las sanciones individuales, es difícil que otras acciones más generales no acaben perjudicando a la población.
En efecto, el 67% de las remesas que llegan a Nicaragua proceden de EEUU. Algo que supone que aumentará, tras el incremento del flujo de migrantes que hubo hacia allí a lo largo de 2022.
Adicionalmente, el 18% de los turistas que llegan a Nicaragua, provienen de EEUU. Pero actuar en esos dos ámbitos no suele ser propio de medidas de diplomacia coercitiva.
Por lo pronto, Washington ya ha adelantado que va a aplicar sanciones a algunos sectores económicos, reduciendo en 2023 las facilidades que concede a la compra de azúcar nicaragüense y actuando contra el comercio de oro.
Negocio que se vincula con intereses directos del régimen de Ortega-Murillo. Sin embargo, está por verse que la medida vaya a deducir sustancialmente las importaciones que desde Nicaragua realiza EEUU, que sobre todo son de ropa, así como productos agrícolas y ganaderos.