La elecciones del 2024 en Estados Unidos serán las primeras en las que los candidatos, los votantes y las autoridades electorales coexisten con ChatGPT y otros avances de la inteligencia artificial (IA) en una elección presidencial.
El Político
Los expertos coinciden en que habrá desinformación producida con IA en el proceso electoral, pero nadie sabe cuál será su impacto en los comicios. Tampoco está claro si los candidatos y sus equipos de campaña serán transparentes o no con su utilización.
Mucha preocupación, poca acción
La dirección de la política estadounidense en materia de IA ya se está convirtiendo en una cuestión emergente en las elecciones presidenciales de 2024, con todos, desde los republicanos Will Hurd y Vivek Ramaswamy hasta el presidente Joe Biden, cada vez más centrados en las asombrosas y aterradoras posibilidades de la IA.
Ante esto Hurd comentó "a 65% de los estadounidenses les preocupa que los robots vayan a quitarles el trabajo".
Quien gane las elecciones de 2024 podría tener un profundo impacto en la dirección de la IA y el futuro que llegará a definir. Pero por el momento, pocos candidatos incluso el presidente Biden han sido capaces de articular las características concretas de ese futuro.
Trump pionero
El expresidente y candidato presidencial republicano Donald Trump firmó una orden ejecutiva en febrero del año 2019 para crear la Iniciativa Americana de IA.
La orden estableció una oficina federal encargada del compromiso de duplicar la inversión en investigación de IA, estableció una serie de institutos nacionales de investigación, creó planes para estándares técnicos y estableció estándares de orientación regulatoria para la entonces floreciente industria.
¿Qué se hace en la actualidad?
La vicepresidenta Kamala Harris se reunió con líderes sindicales para hablar de sus preocupaciones y esperanzas para el futuro de la tecnología.
Y en el Capitolio, el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, ha estado redactando un amplio marco normativo para el sector de la IA que, aunque turbio, trata de encontrar un término medio entre las grandes tecnológicas y los sindicatos.
En última instancia, serán las opiniones del presidente Biden sobre la IA las que probablemente guíen la dirección que tome Estados Unidos.
Biden debe imponer normas
Con el ritmo vertiginoso al que avanza la tecnología, es probable que el presidente Biden tenga que dejar clara su postura, y pronto.
En una encuesta realizada en mayo por Reuters/Ipsos, más de dos tercios de los estadounidenses se declararon preocupados por los efectos negativos de la IA. Y el 61% dijo creer que podría amenazar el destino de la civilización.
"Biden ha expuesto los principios generales que cree que deben regir la futura normativa, pero en realidad no ha especificado cuáles deben ser ni hasta dónde deben llegar", dijo a Newsweek Darrell West, investigador principal del Centro de Innovación Tecnológica de la Brookings Institution.
Regulaciones en Europa y China
La Unión Europea, por ejemplo, ha adoptado un enfoque de base amplia, agrupando las aplicaciones de IA en cuatro categorías de riesgo que van desde las "mínimas" (las formas más básicas de IA) a las aplicaciones de "riesgo limitado", como los chatbots y los detectores del estado de ánimo, las aplicaciones de "alto riesgo".
Y la aplicación de la ley o los procedimientos de contratación, y las aplicaciones "inaceptables", como la puntuación social o ciertos tipos de biometría, todas ellas sujetas a diferentes normativas.
China, por su parte, ha puesto en marcha un marco nacional que regula el despliegue de aplicaciones específicas de algoritmos en determinados contextos, como los requisitos de consentimiento para deepfake o los principios rectores de los algoritmos que guían la productividad en el lugar de trabajo.