Este viernes el PCE (Personal Consumption Expenditure Price Index), el indicador o índice de precios favorito de la Reserva Federal de Estados Unidos, alimentó aún más los temores sobre la inflación que una semana atrás inició el Índice de Precios al Consumidor (IPC), después de tocar máximos de 2008.
El Político
Conforme a la versión informativa digital del medio El Economista, el PCE general se ubicó al cierre de la tarde de este viernes en 3,6%, tocando también máximos desde 2008. No obstante, la Reserva Federal de EEUU presta especial atención al PCE subyacente, que es el mismo indicador que el PCE. Aunque no pondera los alimentos frescos ni la energía, que son los componentes más volátiles del índice de precios.
La Fed ha reconocido en varias ocasiones que es este índice al que presta más atención para conducir su política monetaria (subir o bajar tipo, comprar o vender bonos). El PCE subyacente se ha situado en abril en el 3,1%, la mayor tasa de variación desde mayo de 1992.
El buen ritmo de vacunación en EEUU, junto a unos estímulos fiscales (con multitud de ayudas directas a las familias) y monetarios sin precedentes, está relanzando a la mayor economía del mundo a través de la demanda y el consumo interno.
El problema es que este rápido despegue de la economía podría estar generando lo que se conoce como “efectos de límite de velocidad”. Se trata de una economía en crecimiento tan veloz que aún no logra alcanzar su potencial.
¿Inflación en puertas?
Según los observadores y conocedores de la economía, esto puede generar presiones inflacionarias, debido a que la oferta (empleo, maquinaria, fábricas) no es capaz de reabrir al mismo ritmo que demandan los consumidores. Estos efectos límite de velocidad pueden generar una inflación temporalmente alta.
De acuerdo a la versión periodística de El Economista, los especialistas de Commerzbank ponían un ejemplo muy curioso para representar este efecto hace unas semanas. "El problema es particularmente evidente para las empresas de alquiler de coches. Estas redujeron sus flotas de vehículos al comienzo de la pandemia porque la demanda se desplomó y las empresas necesitaban liquidez. Ahora son invadidas por clientes y no están logrando aumentar las flotas lo suficientemente rápido. Porque la producción de automóviles nuevos está estancada debido a los cuellos de botella en la producción de chips. Como consecuencia, los precios de alquiler de coches (y de los coches de segunda mano) están aumentando con fuerza".
La inflación está en todas partes de la economía y la evidencia es el PCE subyacente. A la energía no se le debe atribuir la única razón del alza de precios. Conforme a los datos desagregados del PCE, los servicios, los bienes duraderos y los no duraderos han incrementado sus precios en más de un 3% anual. Una variación que no se puede despreciar. Aunque es cierto que tampoco se puede comparar con el incremento del 24,8% que ha sufrido la energía.
Fuente: El Economista