Los datos del Índice de Precios al Consumo (IPC) en EEUU, la principal herramienta para medir la inflación, arrojan un incremento del 9,1% en junio en comparación con el año anterior, el ritmo anualizado más rápido desde 1981.
El Político
En tasa mensual, los precios escalan un 1,3% y la inflación subyacente mensual, descontados los precios más volátiles de energía y alimentos, un 0,7%.
El alza fue propulsada por los precios más altos de la gasolina, el aumento de los alquileres y el notable encarecimiento de los comestibles.
Los datos superan las previsiones de los expertos, que apuntaban a una subida del 8,8% y el 1,1%, respectivamente.
Incluso la Casa Blanca se había curado en salud, advirtiendo de que se registraría un índice de inflación “muy elevado en junio a causa del precio de la gasolina”, explicó la portavoz, Karine Jean-Pierre.
En mayo, la subida fue del 8,6% y del 1%, respectivamente.
Casa Blanca lucha contra la inflación
Para la Administración de Joe Biden, una inflación en máximos es la peor noticia posible para las elecciones de medio mandato, en noviembre.
El aumento ha sido generalizado, siendo los índices de gasolina, vivienda y alimentos los mayores contribuyentes.
El índice de energía subió un 7,5% durante el mes y contribuyó casi la mitad del incremento, con el precio de la gasolina un 11,2% más caro.
En cuanto a la alimentación, según muestran los datos publicados por la Oficina de Estadísticas de EEUU, subió un 1% en junio.
El endurecimiento rápido de la política monetaria en EE UU para contener la presión de los precios alimenta la inquietud sobre el crecimiento y pone nerviosos a los mercados.
Los últimos datos de inflación animan a la Reserva Federal a otro gran aumento de los tipos, con una probable subida de tres cuartos de punto porcentuales en su próxima reunión, a finales de este mes.
¿Cuál alivio?
Las incipientes señales de alivio que los economistas esgrimían antes de la publicación del IPC de junio apuntaban a la discreta pero sostenida caída de los precios del gas.
Se trata de un descenso demasiado reciente como para reflejarse ya el mes pasado, pero, según los expertos, podría ayudar a revertir la tendencia alcista.
Desde Israel, donde Biden estuvo en visita oficial, que también le llevará a Arabia Saudí, defendió sus políticas económicas.
Recalcó que la cifra del 9,1% está “desactualizada” debido a la reciente caída en los precios de la gasolina.
Casi todos los analistas consideraban que este puede ser el último pico histórico de la inflación, ya que, aparte del precio de la energía y los alimentos, las tendencias de consumo de todos los demás bienes están comenzando a moderarse.
Target, al igual que otros grandes minoristas, informó recientemente de que tenía problemas para dar salida a su inventario, lo que demuestra una incipiente contención del gasto por parte del consumidor estadounidense.
El alivio, en todo caso, parece que será lento.
El Fondo Monetario Internacional ha recortado sus proyecciones de crecimiento para la economía estadounidense y advertido de que un aumento generalizado de la inflación plantea “riesgos sistémicos” tanto para el país como para la economía mundial.
Los datos de empleo en junio, más positivos de lo esperado, alejan, sin embargo, el temor a la recesión y animan a la Fed a subir más los tipos.