México se enfrentará a un verdadero problema si las políticas migratorias de Donald Trump terminan en las deportaciones masivas de ciudadanos mexicanos, tal como lo prometió el presidente de Estados Unidos (EEUU) durante su campaña.
Félix R. Gutiérrez Rodríguez / El Político
Desde que Trump llegó a la Casa Blanca, Ciudad de México ha servido como una “ciudad santuario” y ha recibido a más de 500 deportados, tal como lo informó el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera.
La promesa del gobierno mexicano es clara: "Nosotros tendremos que decirle a nuestros migrantes que pueden regresar aquí a la ciudad y que nosotros vamos a trabajar con ellos", dijo a BBC Mundo el alcalde Mancera.
Sin embargo, el Estado tiene un gran reto por delante: desarrollar una economía nacional más fuerte. “Estamos conscientes de ello y todos los estados estamos intentando generar más empleo, porque va a haber una gran demanda del mismo si llegan muchos de regreso”, sostuvo el representante político.
Mancera explicó que el proceso para recibir a los ciudadanos enviados desde EEUU consiste en recibirlos primero en la capital, que “da las primera asistencia de vestido, alimentación, hospedaje. Acabamos de echar a andar una política para pagar la primera llamada de larga distancia que hacen los deportados a sus familiares que quedaron en EEUU y después pagamos el pasaje para que ellos lleguen a su sitio de origen”.
El gobierno nacional mexicano y los gobiernos regionales darán inicio a una política de defensa a los inmigrantes, que incluye asesoría desde los consulados, casas o clubes de migrantes en al menos 50 ciudades estadounidenses. Dentro del plan está previsto reconocer el nivel de inglés de los mexicanos deportados, “porque por supuesto hablan el idioma pero, cuando buscan empleo, no les reconocen su nivel de inglés. Va a ser un certificado como el TOEFL, que confirme a un empleador potencial sus habilidades con el idioma”.
Solo mexicanos
El gobierno de México se ha rehusado a recibir inmigrantes indocumentados de otras nacionalidades. "Recibimos solamente a los que piden refugio para México. No podemos hacer una antesala con los que quieren llegar a EEUU", dijo a EFE el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio.
México se ha negado a ser un puente para América del Norte. “No los vamos a recibir, no los pueden dejar ahí en los límites porque nosotros los tendremos que rechazar, no hay posibilidad de que sean recibidos por parte de México", subrayó.
Las autoridades mexicanas se quejan de que muchos centroamericanos tramitan peticiones de asilo, alegando que sufren persecución en sus países, y que EEUU los hace esperar en territorio mexicano. "No significa que esas personas sean deportadas a México, sino que lo que se le permite al Departamento de Seguridad Nacional es hacer que esa persona espere en México. Han atravesado México, así que tienen permiso de alguna forma para llegar hasta EE UU", explicó un funcionario del DHS.
México asegura que ha pasado de ser el origen de la diáspora hacia el norte a convertirse en un país de tránsito. La cantidad de inmigrantes indocumentados provenientes de El Salvador, Honduras y Guatemala ha aumentado en los últimos años. Incluso fueron deportados 187.259 extranjeros, la mayoría centroamericanos, solo en 2016.
Indocumentados pero brillantes
Un estudio del Centro de Investigaciones Pew estimó que 5.8 millones de mexicanos viven actualmente en Estados Unidos sin tener un estatus migratorio legal, lo que representa la mitad de inmigrantes indocumentados. Aunque la cifra representa un disminución con respecto a los 6.4 millones que había en 2009, especialistas aseguran que el gobierno mexicano no está preparado para recibir a sus compatriotas de regreso.
“En México, nunca se pensó en el retorno de migrantes, esa era la peor pesadilla de todo político mexicano y ni se consideraba como posible. Entonces el retorno que se daba era considerado un retorno hormiga, pero nunca uno que desafíe el sistema. Ahora estamos hablando de un capital humano que se ha educado en el extranjero sin que a México le cueste un peso y se da una ‘recuperación de cerebros’”, explicó al diario Vanguardia la doctora en Ciencias Sociales Leticia Calderón.
México se enfrentaría a la realidad de no poder aprovechar una generación conocida como dreamers, jóvenes que se han formado académicamente en EEUU y tiene experiencia laboral allí pero que no están en regla con su situación migratoria.
“Si alguien fuera inteligente desde el Gobierno, tomaría ese regalo para compensar muchas de las carencias que en México se han dado y que sería incluso potenciar el retorno de esos migrantes altamente calificados […] el potencial que tienen, la calidad humana y educativa de muchos de ellos debe aprovecharse”, indicó la investigadora Calderón.
La ley mexicana establece que las personas que regresan deportadas y tienen estudios extranjeros deben hacer una carrera o estudios equivalentes en México en un 70 por ciento a lo que se estudió en el extranjero.
Canadá alza la mano
Pero si México no puede recibir a los dreamers, Canadá sí está dispuesto a hacerlo. Sabe la calidad de esta población y espera ofrecerle un nuevo “sueño canadiense”.
El diario The Globe and Mail informó que el gobierno de Canadá trabaja en una medida para abrirle las puertas a unos 30.000 dreamers siempre y cuando sean personas que “trabajan y construyen familias”.
“Algunos llegaron a Estados Unidos cuando aún estaban en pañales; llegaron con sus padres en busca de una vida mejor. Muchos sólo se enteran de que no son ‘legales’ cuando tratan de obtener una licencia para conducir. Y a pesar de que son en gran medida exentos de las más recientes políticas migratorias, el Presidente Donald Trump les ha negado toda garantía”, reseña el diario.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Migración (INM), 78% ciento de los dreamers en Estados Unidos son de origen mexicano, pero muchos no hablan español ni se sienten identificado con un país en el que nunca vivieron.