En una verdadera encrucijada se encuentra la búsqueda de la paz total en Colombia debido a dos factores, uno interno, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otro externo: Venezuela.
El Político
Lo que importa
Pero ¿Por qué Venezuela? Este país, bajo el mandato del régimen chavista, ha permitido y, peor aún, proporcionado recursos para que este grupo guerrillero del ELN se instaure allí.
De las primeras promesas de Gustavo Petro, presidente electo de Colombia, ha sido conseguir la paz total en la nación cafetera.
Israel Ramírez, principal negociador del ELN, comentó en septiembre pasado que se sentían "responsables por cumplir ese mandato de que hayan cambios en Colombia, entre ellos que haya paz".
Los obstáculos
Pero como lo veníamos contando y tal lo reporta insightcrime, Petro enfrenta muchos obstáculos, y uno de los más importantes puede estar fuera de su control: el vecino problemático de Colombia, Venezuela.
Aunque el gobierno chavista hasta ahora ha expresado su apoyo a un renovado proceso de paz, no está claro qué papel jugará, ya que las conexiones entre la guerrilla y el Estado venezolano también han ayudado al régimen autocrático de Nicolás Maduro a consolidarse en el poder.
“Para el próximo gobierno colombiano, cualquier negociación de paz tendrá que pasar por Venezuela, y esto va a influenciar las relaciones binacionales y diplomáticas”, dijo Charles Larratt-Smith, académico y coautor del estudio “¿Por qué es tan difícil negociar con el ELN?”.
“Mientras se permita al ELN operar en territorio venezolano, no habrá paz”.
Venezuela y la esquiva paz en Colombia
En las seis décadas transcurridas desde que el ELN inició su revolución, siete presidentes colombianos han intentado negociar con el grupo insurgente, pero ninguno ha logrado llegar a un acuerdo con la guerrilla. Aunque cada fracaso ha sido único, en todos los casos los negociadores han tenido que enfrentarse a muchos de los mismos obstáculos a los que hoy se enfrenta Petro.
Las demandas de los guerrilleros son complejas, y en el pasado han ido más allá de las cuestiones específicas como la pobreza y el subdesarrollo, e incluso han pedido cambios políticos estructurales al modelo político y económico de Colombia.
Las negociaciones también se complican por la naturaleza del ELN. El grupo no es una insurgencia jerarquizada, rígida y centralizada, sino una federación de redes regionales semiautónomas conocidas como Frentes de Guerra. El proceso de toma de decisiones del ELN requiere que estos frentes, a menudo díscolos, lleguen a un consenso para las decisiones importantes.
Además de estos históricos obstáculos, Petro también tendrá que superar el legado de fracasos de los acuerdos de paz de 2016 con los primos insurgentes del ELN, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
En conclusión
El hecho de que el Estado no haya cumplido sus promesas de desarrollo rural y de ayudar a los combatientes desmovilizados a reintegrarse de forma segura en la sociedad ha desgastado la confianza en el Estado colombiano y en sus promesas.
“Uno de los retos que se plantean ahora es: ¿por qué iba a creer el ELN en todo lo que ofrece el Estado colombiano cuando ha visto cómo ha fracasado a la hora de hacer avances con las comunidades desmovilizadas [de las FARC]?”, dijo Mathew Charles, periodista y académico de la Universidad del Rosario en Bogotá, quien estudia la dinámica criminal en Colombia.
El fracaso del Estado en ocupar los territorios dejados por las FARC en el proceso de desmovilización también creó un vacío en el hampa, que en muchos lugares ha sido llenado por el ELN, haciéndose con los antiguos territorios de las FARC y sus economías criminales. Este fortalecimiento ha cambiado el balance de poder para cualquier negociación.
“Las FARC llegaron a la mesa de negociaciones de La Habana en un momento de declive militar y político, mientras que el ELN está en ascenso”, afirma Luis Trejos, académico de la Universidad de Norte, de Barranquilla, e investigador experto en el conflicto colombiano.
Fuente: Insight Crime