El conflicto armado en Siria, que ha cobrado la vida de cientos de miles de civiles de ese país y ha provocado la migración forzada de parte importante de su población, puede verse desde distintas ópticas. Una de estas es el papel que han desempeñado potencias extranjeras como Rusia y Estados Unidos (EEUU) en esta guerra, cuyo inicio fue en 2011, durante la llamada Primavera Árabe. Grupos de orígenes distintos, como el Ejército Libre Sirio, se rebelaron contra el presidente, Bashar Háfez al-Ásad. La también denominada "oposición siria" acusó al mandatario de corrupción, represión y asedio militar durante manifestaciones que buscaban reformas en el gobierno.
María Silvia Espinoza/El Político
No obstante, no puede hablarse de que la guerra sea solo entre opositores y gobierno, con los respectivos países que apoyan a uno u otro bando, sino que inmersa se encuentra la amenaza terrorista. Esta generó que el Ejército Sirio, grupos opositores y tropas de EEUU se alinearan para contrarrestar al actual enemigo mundial: el terrorismo. Por su parte, Rusia, específicamente el gobierno de Vladimir Putin, apoyó al-Ásad desde los inicios del conflicto, indicando que el ataque de EEUU al gobierno sirio, por presunta posesión de armas químicas, podría significar una ayuda indirecta para el fortalecimiento del autodenominado Estado Islámico (EI), que ya se había adueñado de distintas localidades del país.
Participación extranjera en el conflicto
Como bien lo explica un reportaje del diario ABC titulado "Dos mil días de guerra en Siria", son considerables los cambios que ha experimentado el conflicto en esta nación desde sus inicios. EEUU apoya a la oposición moderada que busca la salida de Bashar al-Ásad, puesto que el país alega que el régimen atenta contra los derechos humanos de la población sin ningún tipo de escrúpulos. Mientras, Damasco cuenta con el apoyo de Rusia. Es importante mencionar que tanto Washington como el Kremlin iniciaron su intervención en el país en tiempos diferentes. En 2014 , EEUU y sus aliados iniciaron ataques hacia objetivos terroristas, mientras que Rusia lo hizo en 2015, por petición del mandatario sirio.
En definitiva, surgieron dos alianzas internacionales, encabezadas por las dos potencias que, hasta la actualidad, intentan ponerse de acuerdo para que la situación en Siria pueda solventarse lo más pronto posible. Los bombardeos hacia objetivos terroristas han dado ciertos avances, aunque, por otro lado, ha sido abrumadora la perdida de vidas humanas durante el periodo que se ha llevado esta guerra. La coalición liderada por Estados Unidos cuenta con el respaldo de países como Francia, Arabia Saudí y Turquía. La agrupación liderada por Rusia tiene el apoyo de Irán, Irak y Hezbolá.
Recientemente, en la cumbre del G20 que se celebró en China, los mandatarios Barack Obama y Vladimir Putin no llegaron a un acuerdo concreto sobre la situación en Siria, aún cuando había muchas expectativas sobre un posible pacto de alto al fuego para, posteriormente, abrir paso a la ayuda humanitaria que necesita el país. No obstante, las cancillerías de los países, que encarnan John Kerry y Serguéi Lavrov, continúan trabajando en una posible resolución. Sobre esto, la vocera de la cancillería rusa, María Zajárova, indicó que "actualmente se coordinan los detalles y la agenda y es que consideramos que la propia reunión ya ha sido pactada".
Argumentos contra la intervención
Son muchos los argumentos que colocan en entredicho la intervención extranjera en esta guerra. De hecho, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) viene advirtiendo esto desde antes de que Estados Unidos y Rusia entraran en la disputa. El 6 de septiembre, la Comisión de Investigación advirtió que la implicación de distintas naciones estaba generando que la paz se viera cada vez más lejana.
Paulo Sergio Piñeiro, quien preside la comisión antes mencionada, aseguró que "el principal obstáculo para lograr un acuerdo es la implicación de tantas naciones influyentes, que cada parte beligerante está apoyada por distintas naciones, diferentes círculos convergen, hay guerras dentro de la guerra”. También, señaló que desde la organización se percibe que la "interferencia externa" desvía el centro hacia intereses nacionales y regionales, descuidando así los intereses de los civiles sirios.
Aunque se negó a responder cuál de las naciones involucradas tiene mayor cuota de culpa, Piñeiro indicó que “nosotros hablamos de que cesen los bombardeos aéreos, y todo el mundo sabe que quien tiene casi todo el control del aire es el Gobierno sirio y sus aliados rusos”, precisó. Vitit Muntarbhorn, otro integrante de la Comisión de Investigación, expresó que la evidente militarización que ha habido desde finales de marzo ha sido totalmente en detrimento de los civiles, lo que calificó como una vergüenza.
Una de las ciudades más afectadas por los bombardeos y acrecentamiento del conflicto ha sido Alepo, siendo una de las más pobladas. Por otro parte, se contabilizan actualmente 400.000 muertos, 5,5 millones de civiles que están en zonas de difícil acceso y cerca de 6,6 millones que son desplazados internos.
Decisiones recientes
Este 9 de septiembre los cancilleres de Rusia y Estados Unidos, Serguéi Lavrov y John Kerry, llegaron a un acuerdo de cese de hostilidades que será oficial a partir del 12 de este mes. Este pacto consiste en el cese de cualquier ataque, entre ellos los bombardeos aéreos. Según informó el Secretario de Estado de EEUU, se respetará el pacto por una semana, luego de la cual ambas naciones establecerán planes coordinados para atacar dominios de grupos terroristas Estado Islámico y Al Nusra. "Estamos anunciando un arreglo capaz de mantenerse, pero eso dependerá de las decisiones que tomen tanto el régimen como la oposición de respetar sus obligaciones", enfatizó.
Por otra parte, se estableció que la asistencia humanitaria podrá acceder a las zonas afectadas regularmente. Esta situación ofrece a la oposición moderada la posibilidad de unirse nuevamente a las negociaciones de paz que está implementando la ONU.
Es relevante destacar que el equipo que representa al grupo opositor sirio presentó en Londres un plan en el que aborda una transición política en el país, con el objetivo de que el conflicto, que ya tiene cinco años, finalice. En esencia, este consistiría en ofrecer un periodo de seis meses de negociaciones entre el gobierno y la disidencia, enmarcado en el Comunicado de Ginebra, cuya característica principal es el planteamiento de un gobierno interino que esté conformado tanto por miembros de la oposición como del oficialismo.
Entre las bondades que refleja este acuerdo está el alto al fuego temporal, acceso de la ayuda humanitaria, liberación de apresados y levantamiento de asedios. Posteriormente, luego de transcurrido año y medio, se establecería un organismo de transición que tenga poderes plenos. Se precisa que el presidente actual de Siria tendría que dejar su puesto y, luego, se establecería una nueva Constitución, en la que quedarían por sentados los derechos de los ciudadanos y los principios democráticos respectivos.
El ministro británico de Asuntos Exteriores pidió al gobierno ruso cesar de apoyar a Bashar al-Ásad y permitir que fluya el plan presentado por la disidencia. También advirtió que hay ambigüedades en las acciones de Rusia, al señalar que es "contradictorio el hecho de que los rusos hayan aceptado que debe haber una transición política en Siria al tiempo que están empleando su músculo militar para evitar que Al Asad pierda, para mantenerlo en el poder". Asimismo, dio fe de que el comité que defiende los intereses de la oposición tiene como pilar dar fin al terror y garantizar la seguridad a los civiles, para que quienes huyeron por miedo puedan regresar.