La explosión en la mina artesanal Los Morochos, en Buriticá Antioquia, ubicado al noreste de Colombia, donde el viernes 28 de julio, murieron seis contratistas de la multinacional canadiense Continental Gold por inhalar gases tóxicos, y en la que sobrevivió Ómar Ayala; al parecer no fue un accidente. Varias versiones señalan que en el hecho hubo manos criminales.
La empresa canadiense aseguró a través de un comunicado que “los contratistas se encontraban realizando una inspección subterránea de rutina en una mina ilegal cerrada por orden del Gobierno Nacional, dentro de las acciones de cumplimiento de cierre emanadas, cuando fueron abordados por parte de mineros ilegales seguido de una explosión”.
La hipótesis del ataque cobró fuerza luego del testimonio de Ayala, quien logró escapar y dar aviso a las autoridades. “Nos prendieron llantas dentro del túnel y mis compañeros comenzaron a salir. Era el último y un auxiliar me dijo que esperara que estaban trancados. Cogí para otra vía donde el túnel estaba sin humo. Ahí me quedé unos cinco minutos y comencé a orar. Después me devolví y cuando llegué al tambor toqué a tres compañeros que estaban dormidos y seguí buscando la salida. No la encontraba. Hasta que me acordé de que había unos lazos y empecé a subir. Sólo llegué hasta un punto, porque el cuerpo no me daba, me estaba paralizando y estaba muy mareado. Finalmente un auxiliar me ayudó a salir”, narró Ayala a Caracol Noticias.
Sin embargo, la compañía no mencionó en el comunicado detalles del supuesto ataque y les pidió a las autoridades “impulsar todos los medios legales existentes para que los responsables respondan ante la justicia”.
La secretaria de Gobierno de Antioquia, Victoria Ramírez, explicó que están adelantando las investigaciones para determinar si detrás del hecho habría manos criminales.
El Espectador