Es la historia de nunca acabar en el Medio Oriente. Un nuevo enfrentamiento entre el Ejército israelí y el grupo islamista Hamas.
Mario Beroes/El Político
En esta ocasión y por vez primera, las FDI atacaron el sur del Líbano, después que desde esta zona ayer se lanzaran varias decenas de proyectiles contra Israel.
No hubo calma en el Pesaj
El Estado de Israel celebraba la jornada festiva del Pesaj, pero al norte, cerca de la frontera con El Líbano, una lluvia de proyectiles, el mayor ataque de este tipo desde la guerra con el grupo terrorista Hezbolláh, terminó con la celebración y la calma.
El sistema defensivo israelí, "Cúpula de Hierro", interceptó 25 de los 34 proyectiles mientras seis lograron impactar en suelo israelí con un balance de dos heridos.
La acción de la Cúpula de Hierro y el hecho que un banco de la pequeña localidad de Shlomi afectado por un cohete estaba cerrado por Pesaj evitaron que hubiera muertos.
Cinco horas después, tres proyectiles de mortero impactaron en la población fronteriza israelí de Metula.
Por qué es importante la respuesta de las FDI
Pasada la medianoche, la Fuerza Aérea israelí bombardeó objetivos del Hamas en la Franja de Gaza tras acusar a sus efectivos en el Líbano de ser los responsables del ataque.
Cuatro horas después, amplió la represalia golpeando tres objetivos de este grupo palestino en el sur del Líbano. Un país al que Israel considera "responsable de cualquier ataque que sale desde su territorio".
Desde la misión de paz de la ONU en el Líbano (FINUL) señalan que las dos partes no están interesadas en una guerra según los mensajes que recibieron en las últimas horas.
"Investigamos si Irán está también involucrado", señalan fuentes militares israelíes al diario español El Mundo, poco antes de que el gabinete de seguridad encabezado por el primer ministro Benjamin Netanyahu se reuniera anoche de emergencia en Tel Aviv para estudiar la respuesta.
Y como estaba previsto debido al ataque, se reanudó el lanzamiento de proyectiles de las milicias de Gaza contra el sur de Israel que se sumaron a los 20 disparados desde los violentos disturbios en la mezquita Al Aqsa en la noche del martes.
Una vez más, Jerusalén es el epicentro de la espiral de violencia.
Conclusión: No hay posibilidad de paz
El ataque desde el Líbano, por su parte, profundizó la tensión a raíz del atentado del pasado 13 de marzo en el norte de Israel que fue vinculado a este grupo y a Irán. La represalia israelí a la fuerte explosión en el cruce de Megido causada por un infiltrado armado desde el Líbano se habría hecho sin firma y en la sombra con ataques aéreos contra objetivos de Hizbulá e Irán en Siria.
Sobre la autoría de la ráfaga de proyectiles en la Galilea, el ejército confirmó la estimación de tres fuentes de seguridad en el Líbano citadas por Reuters.
Es decir, no se trató del sospechoso inmediato, el poderoso Hezboláh. La creencia es que fueron facciones armadas palestinas motivadas por lo sucedido en Jerusalén.
El grupo libanés proiraní se desmarcó aunque un ataque de esta envergadura difícilmente se puede realizar en el sur del Líbano sin su conocimiento.
Casualmente o no, coincidió con la visita a Beirut del líder de Hamas, Ismail Haniyah, destinada a reforzar la alianza con el grupo terrorista musulmán bajo la batuta de Irán ante el enemigo común.
Tras los choques entre agentes israelíes y palestinos en la Explanada de las Mezquitas que provocó la condena generalizada en el mundo árabe, el líder de Hizbulá Hassan Nasralá recordó su apoyo "al pueblo palestino y a las facciones de la resistencia en todos los pasos que tomen para proteger a los fieles y la Mezquita Al Aqsa y disuadir al enemigo".
"El pueblo palestino y las facciones de la resistencia no se quedarán con los brazos cruzados ante la agresión salvaje en Al Aqsa", afirmó Haniyah desde el Líbano.
Desde la investidura de su ultraconservadora coalición hace más de 100 días tras unas elecciones en las que sus promesas sobre seguridad frente a la "debilidad" del anterior Gobierno tuvo un papel importante, Netanyahu afronta fuertes críticas.
Más allá de la crisis interna sin precedentes a raíz del proyecto de reforma judicial que finalmente suspendió, los atentados palestinos continúan, el número de proyectiles desde Gaza contra el sur ha aumentado considerablemente, el norte sufre el mayor golpe desde el Líbano en muchos años y las relaciones con el principal aliado, EEUU, se encuentran en deterioro.
Todo ello bajo la sensación de que Irán se siente fuerte y asume más riesgos en su campaña contra Israel ya sea de forma directa o a través de milicias en la región.
La capacidad de disuasión de Israel se ha debilitado en los últimos meses, según la Inteligencia militar (Aman). En este sentido, no ayudó el anuncio de Netanyahu de destituir al ministro de Defensa, Yoav Gallant, el pasado 26 de marzo por haber pedido en público frenar el plan de reforma judicial alegando que la creciente fractura daña la seguridad nacional.
Netanyahu ha suspendido el despido pero sin garantizar completamente su continuidad lo que ha sido mal visto en la cúpula militar que este jueves se reunió para aconsejar al gabinete, reunido por primera vez desde febrero, una respuesta dura pero sin que provoque una escalada ya sea en el Líbano o en Gaza.
"Aclaré en los últimos días que nuestros enemigos no deben equivocarse con nosotros. La discusión interna no nos evitará actuar contra ellos en cualquier lugar y momento que sea necesario. Todos estamos unidos en esto", dijo Netanyahu ese jueves en alusión a la crisis en torno a la propuesta de reforma judicial.
"Golpearemos a nuestros enemigos y pagarán el precio de cualquier acto de cada agresión".