La actuación de Daniel Ortega, desde la presidencia de Nicaragua, que ha generado un gran rechazo entre las democracias, está creando importantes fisuras entre representantes de la izquierda latinoamericana.
El Político
El encarcelamiento de quienes critiquen o se opongan al régimen, los juicios express sin derecho a la defensa, el acoso a la Iglesia Católica, la ilegalización de las ONG, el cierre de medios de comunicación y más recientemente la expulsión y privación de nacionalidad a 222 personas, han forzado a voceros de la izquierda a poner distancia con el régimen de Ortega.
Por qué es importante
La izquierda latinoamericana hasta ahora había mantenido un respaldo incondicional con los gobiernos de Cuba, Venezuela y ahora Nicaragua, los cuales llegaron al poder blandiendo las banderas del socialismo, pero han tomado una deriva vez más autocrática.
En detalle
Colombia no pudo soportarlo más
Gustavo Petro, presidente izquierdista de Colombia, ha sido el último en pronunciarse.
La Cancillería de esa nación emitió un enérgico comunicado tras el destierro y retiro de la nacionalidad de 222 presos políticos.
“Colombia ha registrado con repulsión las medidas tomadas de manera arbitraria por el jefe de gobierno de la hermana y sufrida República de Nicaragua contra ciudadanos de su país cuyo único delito ha sido defender la democracia, el derecho a la crítica y los derechos humanos universales”.
El documento califica las medidas tomadas por Ortega como "dictatoriales procederes" que recuerdan "los peores momentos de la dictadura de Anastasio Somoza”, en referencia al autócrata que derrocó en 1979 la Revolución Sandinista, en la participó Ortega.
Además exhorta a la Corte Penal Internacional a que actúe frente a las “violaciones” del gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua.
“El autoritarismo que se ha impuesto en la hermana república ha infringido normas… Al señor Fiscal de la Corte se le pide tomar cartas en tan alarmante asunto”.
Además, considera el exilio de los opositores como “sorpresivo e inhumano”.
Chile cargó con dureza
El primero en elevar su voz de rechazo fue el presidente Gabriel Boric. Quien hace una semana cargó contra el régimen de Daniel Ortega cuando se conoció el despojo de su nacionalidad de otros 94 ciudadanos, entre ellos destacados escritores, políticos, intelectuales, activistas o religiosos. Los que se suman a los 222 presos políticos desterrados.
“No sabe el dictador que la patria se lleva en el corazón y en los actos, y no se priva por decreto”, escribió en Twitter.
Aunque la cancillería chilena fue la primera de los principales países de América Latina en condenar la ofensiva de Ortega, el mandatario de izquierda no se había pronunciado hasta ese momento.
El mensaje de Boric fue una respuesta a un poema publicado por la escritora nicaragüense Gioconda Belli, una de las 94 personas afectadas por el despojo y sobre las que ahora pesan cargos de “traición a la patria” y son consideradas “prófugos de la justicia”.
“Un abrazo fraterno a Gioconda, Sergio [Ramírez, Premio Cervantes], Sofía [Montenegro, escritora y feminista], Carlos [Fernando Chamorro, periodista] y a todos quienes Ortega ha pretendido despojarlos de su nacionalidad nicaragüense”, sostuvo el presidente chileno en la red social. “¡No están solos!”, agregó.
Argentina secunda a Chile
Unos días más tarde, el Gobierno de Argentino expresó su disposición a conceder la ciudadanía a todos los opositores nicaragüenses a los que el régimen de Daniel Ortega despojó la nacionalidad.
El canciller Santiago Cafiero dijo que había conversado sobre esto con el presidente Alberto Fernández.
"Argentina siempre ha marcado la necesidad de que Nicaragua vuelva a respetar los derechos humanos", señaló, y recordó que Argentina "ha condenado la persecución que han sufrido muchos nicaragüenses".
México tímidamente brinda asilo
El presidente de México, Manuel López Obrador (AMLO), siempre muy solidario con Nicaragua, y quien ha evitado cuestionar sobre la acciones de Ortega, en esta ocasión ofreció asilo a los expulsados y privados de nacionalidad.
Más respaldos
Pocas veces se ha visto tal despliegue de cariño hacia personas perseguidas, como en esta ocasión. La concesión de nacionalidad a los escritores Sergio Ramírez y Gioconda Belli les ha sido propuesta por España, Chile, Colombia, Brasil e Italia. Los intelectuales ya lo aceptaron en Chile y España.
Entrelíneas: Silencio cómplice
Pese a estas manifestaciones de solidaridad de los gobiernos para con los deportados y expatriados, muchos de ellos antiguos líderes y militantes del sandinismo, sus presidentes (de izquierda) han evitado condenar directamente a Ortega. Es el caso de Lula Da Silva, Alberto Fernández, Andrés López Obrador.
Lo que estamos viendo: Iglesia Católica en la mira
Lo último que acaba de realizar el régimen fue la prohibición a la Iglesia católica nicaragüense celebrar las procesiones de viacrusis durante la Cuaresma y la Semana Santa.
La orden policial fue adoptada después de que el presidente de Nicaragua y jefe supremo de la Policía Nacional, Daniel Ortega, tildara de “mafia” a sacerdotes, obispos, cardenales y al papa Francisco.
“Es preferible que todos hagamos mejor los viacrucis a lo interno del templo o en el atrio para que mantengamos esa comunión”, explicó el obispo Socrates René Sandigo, en el audio enviado a sus sacerdotes y divulgado por la prensa local.
En conclusión
Buena parte de la izquierda latinoamericana está empantanada al mantener su solidaridad con regímenes que han demostrado en su gestión el fracaso de sus ideas, empobreciendo a sus pueblos y eliminando sus libertades y derechos. Lo que en la práctica ha convertido a esos gobiernos en la réplica de lo que decían combatir.
Fuente: Agencias