Julián Castro abandonó el jueves (02.01.2020) su intento de conseguir la precandidatura presidencial demócrata, tras una campaña en que impulsó temas como la inmigración y se defendió ante sus rivales en los debates, pero nunca logró mayor apoyo en las encuestas.
El Político
“Estoy sumamente orgulloso de la campaña que libramos juntos”, declaró Castro, exsecretario de Vivienda durante el gobierno de Barack Obama y exalcalde de San Antonio.
“Afectamos la conversación en una gran cantidad de temas en esta contienda, defendimos a los más vulnerables, le dimos voz a los olvidados”, añadió Castro en un video por internet.
“Pero faltando apenas un mes para las consultas de Iowa, y dadas las circunstancias de esta campaña, he llegado a la conclusión que simplemente no es el momento para nosotros”.
Agregó en el video: “Es por eso que hoy, con mucho pesar, pero con enorme gratitud, suspendo mi campaña presidencial. A todos los que se han visto inspirados por nuestra campaña, especialmente los jóvenes, sigan buscando sus sueños, sigan luchando por lo que creen”.
Seguidamente dice, en español: ”¡Ganaremos un día!”.
Castro, el único latino en la contienda, lanzó su campaña hace un año. Nunca logró grandes porcentajes en las encuestas ni grandes donaciones, y no pudo participar en los debates más recientes. Las encuestas le daban usualmente un 1% de respaldo, y ya para octubre pasado se le estaba acabando el dinero.
Castro, de 45 años, era uno de los precandidatos más jóvenes, en momentos en que el sector más liberal de los demócratas clama por un cambio generacional. Como nieto de inmigrantes mexicanos, marcó un agudo contraste con las retórica incendiaria y política antiinmigratoria del presidente Donald Trump.
Aun así, se esforzó para que no lo consideren un precandidato atado a un solo tema. Su primera parada de campaña fue en Puerto Rico y en sus eventos mencionaba por nombre las víctimas de personas negras abatidas por la policía. Entre los aspirantes demócratas, fue el primero en pronunciarse a favor de someter a Trump a juicio político.
Con todo, su respaldo en las encuestas no ascendió. Frecuentemente se veía opacado por otro precandidato texano, Beto O’Rourke, exrepresentante ante el Congreso quien abandonó la contienda hace pocas semanas, y por Pete Buttigieg, exalcalde de South Bend, Indiana. Sus aliados siempre se quejaron de que Castro no recibía el mérito merecido por sostener posiciones de vanguardia.
En su intento por demostrar que estaba en condiciones de enfrentar a Trump, Castro buscó momentos sensacionalistas en los debates y en junio recibió un mayor apoyo cuando le increpó a O’Rourke por no estar a favor de despenalizar los cruces fronterizos ilegales.
AP