Durante la inauguración del congreso del partido único de Corea del Norte, el líder norcoreano, Kim Jong-un, reconoció las penurias económicas que sufre el país.
El Político
El líder de Corea del Norte omitió toda mención directa a Estados Unidos en un momento en que el diálogo sobre desarme sigue en punto muerto.
En su alocución, Kim-Jong-un dijo que “la manera más segura y rápida de afrontar los múltiples desafíos que encaramos ahora es esforzarnos al máximo para fortalecer nuestro propio poder y nuestra capacidad de autosuficiencia”
Tal fue la propuesta de Kim tras admitir que los resultados del plan quinquenal aprobado en el anterior congreso de 2016 “quedaron en la mayoría de las áreas muy por debajo de lo esperado” y que el país pasa por sus “peores días”.
Un año de dificultades
Un dato a considerar es que ya es la segunda vez que el líder norcoreano admite las dificultades por las que está pasando el país, afectado en 2020 por el paso de tres tifones y los efectos de la pandemia de la COVID-19.
Vale recordar que en el 75 aniversario de la fundación del Partido de los Trabajadores, celebrado el pasado 10 de octubre, Kim reconoció entre lágrimas las carencias que están encarando los ciudadanos de un país ya de por sí afectado por sanciones internacionales y que además cerró a cal y canto sus fronteras al inicio de la pandemia.
Esto ha reducido al mínimo la inversión exterior y el intercambio comercial (algunos reportes mencionan ya escasez de productos básicos en los supermercados de Piongyang) y parece estar empujando al hermético país a la peor crisis desde la terrible hambruna de finales de la década de los noventa del siglo pasado.
El líder supremo habló en la sesión inaugural del octavo congreso del Partido de los Trabajadores, en el cual se presentará un nuevo plan económico a cinco años, de la existencia de obstáculos “externos e internos” en el desarrollo económico del país, sin ofrecer más detalles.
Del mismo modo habló de proponer nuevas estrategias para lograr “la reunificación nacional y promover las relaciones exteriores”, sin precisar nada más.
Silencio en torno a Biden
Kim, como muchos vaticinaron, no hizo mención directa a Estados Unidos en su discurso, algo habitual en esta cita política, la más importante del país pero centrada en diseñar políticas internas y reestructurar el organigrama del régimen.
En todo caso, y ante el inminente cambio de Gobierno en Washington, se espera que el evento arroje claves sobre el programa de armas del régimen y sus planes en el terreno diplomático, donde ha guardado silencio en los últimos meses hasta el punto de no mencionar siquiera la victoria electoral de Joe Biden en las presidenciales estadounidenses.
Tras tres cumbres entre Kim Jong-un y el aún presidente Donald Trump las conversaciones sobre desnuclearización están en punto muerto tras el fracaso de la cumbre de Hanói de 2019, donde Washington consideró insuficiente la oferta de desarme de Pionyang y se negó a levantar sanciones.
Una cita rodeada de secretismo
Por motivos desconocidos, el opaco régimen ha mantenido esta vez en secreto la fecha exacta del inicio del congreso e indicó solo que sería “a principios de enero”.
Según los medios estatales, unas 5,000 personas, entre delegados y cúpula del partido, y unos 2,000 invitados toman parte en el concilio, superando las cifras de 2016.
Las fotos publicadas mostraron a su vez a Kim inaugurando el congreso en la Casa de la Cultura 25 de abril de Pionyang ante un auditorio abarrotado en el que nadie lució mascarilla.
El país ha dicho a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que ha testado a casi 12,500 personas y que aún no ha detectado un solo caso de COVID-19.
Aun así, sus protocolos de prevención siguen resultando un misterio, puesto que los medios norcoreanos a su vez muestran habitualmente a ciudadanos usando tapaboca en exteriores o a equipos de desinfección vestidos con trajes protectores.
Fuente: elnuevodia