La sublevación militar ocurrida este domingo en el fuerte Paramacay de la 41 Brigada Blindada del estado Carabobo, fue el acto que levantó el temor en las filas del Gobierno dictatorial de Nicolás Maduro, quienes se han dedicado hasta ahora de tapar “miserablemente” el descontento nacional y ahora de los grupos militares.
Ese domingo, al menos 28 hombres se sublevaron en contra del régimen e integraron la Operación David liderada por el capitán Juan Carlos Caguaripano Scott, procediendo a asaltar el parque de armas del Fuerte y sustrayendo una gran cantidad de armas.
Una organización previa y una estrategia fue lo que bastó para que el grupo ingresara un toyota chasis largo color beige placas EJ-5736, perteneciente a la 4101 Compañía de Comando y también una camioneta Explorer blanca, los cuales funcionaron como medio de transporte para sacar los armamentos.
Un total de 89 Fusiles AK-103, 175 cargadores para las AK-103, 5 lanza granadas múltiples de 40 mm., 140 granadas de 40 mm, 41 bayonetas, 6 pistolas. Además dos fusiles y dos cargadores del 412 Batallón Blindado G/J José Francisco Bermúdez, 6 Fusiles AK-103 y seis cargadores del 413 Batallón Blindado G/B Pedro León Torres.
Cambio de juego
Lo que para el Gobierno significó otro ataque presuntamente neutralizado, para el desertor del Gobierno e integrante del CICPC, Óscar Pérez, fue parte de las estrategias que han venido realizando desde que el Gobierno cantó “implícitamente” una dictadura. Pérez fue enfático al señalar que la misión del capitan Caguanipano “fue precisa y efectiva”.