a amenazante tormenta eléctrica no podía ser más atronadora para los demócratas.
El Político
El trabajo de Lerer agrega que pocos en el partido tenían grandes expectativas de que su era en Washington durara más allá de las elecciones de mitad de período al año siguiente, reportó NYTimes.
Pero el resurgimiento republicano el martes en Virginia, un estado que el presidente Joe Biden ganó por diez puntos porcentuales el año pasado, y la sorprendente fuerza en una Nueva Jersey sólidamente azul ofrecen una vívida advertencia de la tormenta que se avecina cuando los demócratas miran cautelosamente al horizonte.
Durante cinco años, el partido logró victorias con récord de participación
Durante cinco años, el partido lograba victorias con récord de participación, impulsadas por votantes enardecidos que buscaban echar del poder a un presidente que veían como incompetente, divisivo o algo peor.
Refiere que los resultados del martes mostraron las limitaciones de dicha resistencia política cuando el objeto de la resistencia ya no se encuentra en el poder, el fracaso de los demócratas para cumplir con las mayores promesas de campaña y la indignación aún latente por una pandemia que transformó las escuelas en algunos de los campos de batalla políticos más divisivos del país.
En Virginia, el nominado demócrata a gobernador, Terry McAuliffe fue derrotado con relativa facilidad por Glenn Youngkin, un ejecutivo de capital privado y novato político.
El gobernador Phil Murphy, demócrata, enfrentó una contienda sorprendentemente cerrada
En Nueva Jersey, el gobernador Phil Murphy, demócrata, enfrentó una contienda sorprendentemente cerrada luego de que se esperara que llegara fácilmente a la victoria.
En Mineápolis los votantes rechazaron una medida propuesta por los progresistas en las boletas que habría reemplazado al Departamento de Policía con un departamento de seguridad pública.
Tal vez lo más sorprendente fueron los aplastantes reveses que los demócratas sufrieron en dos estados muy suburbanos, Virginia y Nueva Jersey, señal de una reacción conservadora ante las cambiantes actitudes a la raza y la identidad que defiende el partido mientras los republicanos buscan incesantemente convertir las escuelas en el próximo frente de batalla en las guerras culturales de Estados Unidos.
Alarma entre los demócratas
Para los demócratas, los resultados en el día más importante de votación del país antes de las elecciones de medo término del año entrando causaron alarma ante la posibilidad de que la ola de energía anti-Trump que los llevó a la Casa Blanca se haya convertido en apatía entre una base de votantes cansada de protestar y que en gran parte ha vuelto a tomar desayunos relajados.
O, lo que sería más peligroso desde el punto de vista político, que la motivación del partido haya sido reemplazada con una percepción de insatisfacción ante la situación de un país que, a pesar de todas las promesas electorales de Biden, sigue sin volver a una sensación de normalidad precovid.
Virginia vira a la derecha en la carrera por la gubernatura
En los próximos días, desde esos distritos péndulo suburbanos hasta la Colina del Capitolio se sentirán el nerviosismo y los reproches de los demócratas a causa de la derrota del partido en Virginia —la batalla estelar en las elecciones fuera de año— cuando el mapa de medio término se extienda hasta zonas que antes eran consideradas seguras para los demócratas.
Incluso antes de que la elección se definió a favor de Youngkin, los estrategas demócratas habían pedido al partido que analizara si el mejor plan de acción era seguir enfocándose en Donald Trump, sobre todo luego de una elección en la que Biden prometió a sus seguidores que ya no tendrían que preocuparse por el drama constante de la gestión anterior.
Necesidad de una reflexión demócrata
“Los demócratas necesitan reflexionar seriamente sobre cómo elegimos interactuar con la narrativa de Trump”, dijo Dan Sena, estratega demócrata que ayudó al partido a ganar la Cámara de Representantes en 2018. “Esta fue una elección en la que los demócratas no apelaron a sus logros ni en Virginia ni a nivel nacional. De cara al 2020 vamos a tener que cuestionar con firmeza si es la estrategia correcta”.
Las elecciones en años no electorales nunca han sido predictores infalibles del éxito a futuro. E incluso antes de que la contienda en Virginia se dificultó a fines de agosto, el entorno nacional parecía desfavorable para los demócratas, que podían perder escaños en la redistribución de distritos y enfrentaban la tendencia histórica en la que el partido del presidente pierde escaños durante su primer mandato.
Gestión de Biden
Pero en un estado en el que las elecciones tienden a estar entretejidas con la política nacional debido a su proximidad con Washington, es difícil separar la derrota de McAuliffe del empeoramiento en la percepción de la gestión de Biden.
En la semana previa al día de la elección, los probables votantes desaprobaban el desempeño de Biden en 53 a 46 por ciento, según una encuesta Washington Post-Schar School. Cuarenta y cuatro por ciento de los votantes del estado desaprobaban fuertemente la actuación del presidente, en comparación con solo 21 por ciento que lo aprobaban enfáticamente.
Lo que es más preocupante para los demócratas es que ahora hay mayorías significativas que consideran que el país va en la dirección equivocada.
Sensación de decadencia
Los republicanos argumentan que los demócratas y la campaña de McAuliffe no lograron atender el trasfondo de esa sensación de decadencia: el aumento en los precios de comestibles y gasolina causado por la inflación; la frustración persistente con las escuelas; los desafíos a la cadena de suministro y la delincuencia.
“Al mirar hacia el horizonte del año entrante, ves que viene la ola roja”, dijo Corry Bliss, un estratega republicano que trabaja para varios candidatos al congreso, quien añadió que a los demócratas en Washington no “luchan por las cosas que a la gente común le importa”.
Péndulo político que parece inclinarse de vuelta a la derecha
Ante un péndulo político que pareció inclinarse de vuelta a la derecha, los republicanos se jactaron de que su partido había dado con un manual de estrategia que sus candidatos podrían replicar en las contiendas electorales de medio término.
Los demócratas argumentan que la historia no estaba a favor de McAuliffe. El candidato del partido que no ocupa la Casa Blanca ha ganado la mansión del gobernador de Virginia en diez de las últimas 11 elecciones.
La única excepción: McAuliffe, quien se sobrepuso a ese patrón al ganar su primer mandato en 2013. Incluso en aquel entonces, los republicanos ganaron las elecciones intermedias un año después y tomaron el control del Congreso.
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