Sedes abandonadas, deterioro, obras de arte desaparecidas, y una tremenda orfandad para los venezolanos que requieren servicios consulares en el extranjero es el saldo de la falta de gerencia y transparencia pública en el servicio exterior venezolano.
El Político
El abandono de los cargos, de las sedes y de las funciones de las representaciones diplomáticas venezolanas es evidente debido a la politización y desprofesionalización de las relaciones exteriores por parte del régimen que gobierna al país caribeño.
Durante los gobiernos democráticos el canciller de Rafael Caldera en su primer gobierno, Arístides Calvani, se enorgullecía de su administración que había sido capaz de comprar hermosas casas en varios países del mundo, mientras Miguel Angel Burelli Rivas organizaba importantes eventos sobre Derecho del Mar, Ignacio Irribarren Borges firmaba acuerdos y tratados fronterizos, y Venezuela se sentaba con orgullo con países árabes, africanos, europeos, asiáticos y americanos.
Comienza el asalto
El 2 de agosto se cumplen quince años de la Ley de Reforma Parcial de la Ley del Servicio Exterior de Venezuela, concebida para regular la actuación de los funcionarios que representan al país.
Fue durante la presidencia de Hugo Chávez, mientras Nicolás Maduro era Presidente del Congreso cuando se aprobó esta reforma de Ley para poner orden en uno de los despachos que más dolores de cabeza le ha dado al llamado gobierno bolivariano.
Desde la llegada de Chávez al poder la cancillería fue un dolor de cabeza, sobre todo por la desconfianza que generaba un personal de carrera, universitario, al servicio del país y no de una tendencia política. Las grandes decisiones comenzaban a tomarse en un equipo paralelo bajo la égida del Presidente.
Los mecanismos de control del personal comenzaron a fallar y no era extraño ver a funcionarios sin credenciales nombrados por amiguismo. Han pasado más de veinte años, y el deterioro de las relaciones internacionales ha influido en el funcionamiento de las relaciones exteriores, enfocadas en profundizar los lazos con los nuevos aliados: Rusia. Irán, China, Turquía y algunos países del Caribe, y marcar distancia de Europa y por supuesto los Estados Unidos.
La ruptura diplomática con Portugal, Brasil, Colombia o Estados Unidos ha incidido en la pérdida del patrimonio venezolano que nadie se ha ocupado de proteger. Cuadros, muebles, obras de arte y documento han ido a parar a la basura en sedes desvalijadas como las de Washington y más recientemente Bogotá.
Consulado desvalijado
El embajador de Juan Guaidó en Colombia, Tomás Guanipa, atribuyó a partidarios del mandatario venezolano, Nicolás Maduro, el vandalismo en el consulado de ese país en Bogotá, saqueado y reducido a ruinas en los últimos meses.
"Ante el asalto por grupos vinculados al régimen de Nicolás Maduro a la sede del consulado de Venezuela en la ciudad de Bogotá", y ante el riesgo "de que puedan arremeter contra otros inmuebles propiedad del Estado venezolano, hemos pedido formalmente que se incrementen los dispositivos de seguridad tendientes a la preservación de los mismos", dijo Guanipa en Twitter.
Malas relaciones bilaterales
Maduro rompió relaciones con Colombia el 23 de febrero de 2019 a raíz del fallido intento del jefe de la oposición, Juan Guaidó, reconocido como presidente interino de ese país por más de 50 naciones, de ingresar desde la ciudad colombiana de Cúcuta con una caravana de ayuda humanitaria.
Desde entonces se interrumpió toda actividad diplomática y consular entre los dos países y según vecinos, hace unos meses al consulado en Bogotá empezaron a meterse extraños que destrozaron su interior y robaron lo que pudieron.
El Gobierno de Maduro denunció en Caracas que el consulado de Venezuela en Bogotá, cerrado desde febrero de 2019 cuando rompió relaciones con Colombia, fue objeto de "saqueo y vandalización".
La casona de dos plantas, situada en el norte de Bogotá, se mantiene en pie pero su mobiliario y dependencias están completamente destruidas por la acción de mendigos y delincuentes que frecuentan la abandonada sede consular, dijeron a Efe vecinos de la propiedad.
Acusan al Gobierno de Colombia
Por no proteger el consulado, la Cancillería venezolana dijo en Caracas que el Gobierno colombiano "incurre en flagrante violación de los artículos 22 y 25 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, al permitir, por acción u omisión, la ocupación ilegal" de la sede consular.
El canciller venezolano, Jorge Arreaza, dijo que acudirá al secretario general de la ONU, António Guterres, para denunciar el "saqueo" del consulado en Bogotá.
"El presidente Nicolás Maduro nos ha instruido elevar esta denuncia ante el secretario general de las Naciones Unidas, como en su momento hicimos la denuncia de la violación y la toma de nuestras instalaciones diplomáticas en Washington", afirmó el ministro en una declaración.
Aunque resulta evidente que ningún representante del régimen se ocupó de salvaguardar un sede que es patrimonio de los venezolanosl.
Funcionaros se llevaron equipos
El Gobierno de Colombia por su parte alega que la seguridad interna estaba a cargo de una empresa privada.
Este miércoles la Cancillería informó que el Gobierno colombiano investigará el vandalismo en el consulado de Venezuela en Bogotá, saqueado y reducido a ruinas en los últimos meses, y pedirá a la Policía reforzar la vigilancia de ese sitio .
"Sobre la vandalización de la instalación del consulado del vecino país en Bogotá, las autoridades investigarán los hechos, incluidas las versiones que indican que los propios funcionarios se llevaron equipos y bienes debido a la falta de pago de sus salarios", detalló la Cancillería en Twitter.