Aprovechando su visita a Buenos Aires para asistir a la asunción presidencial de Alberto Fernández, el presidente de Cuba designado por Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel, visitó el Parque de la Memoria que recuerda a “las víctimas del terrorismo de Estado, detenidos-desaparecidos y asesinados, y a los que murieron combatiendo por los mismos ideales de justicia y equidad”, reseñó Clarín.
El Político
El reportero Gabriel Salvia reseña que el aprendiz de dictador depositó flores al pie de la placa de los dos jóvenes diplomáticos cubanos asesinados en 1976 por la dictadura militar en Argentina, Crescencio Galañena Hernández y Jesús Cejas Arias, de 27 y 22 años, respectivamente.
Llama la atención el nivel de hipocresía de Díaz-Canel, teniendo en cuenta que a pesar de la desaparición de sus diplomáticos Cuba no rompió relaciones con la Argentina –como lo hizo con Chile- y mantuvo una relación pragmática de mutua conveniencia con la dictadura militar.
El hecho más indignante queda reflejado en un cable secreto de la embajada argentina desde La Habana, del 21 de marzo de 1979, que brinda detalles de la invitación de Fidel Castro a Jorge Videla para asistir a la Sexta Conferencia de No Alineados, a la cual finalmente concurrió el Comodoro Carlos Cavandoli.
Ambos países también intercambiaron favores, como Argentina apoyando a Cuba para un cargo en la Organización Mundial de la Salud y Cuba apoyando la candidatura argentina al Consejo Económico y Social de la ONU, de acuerdo a un cable de la Cancillería del año 1977.
También trascendió que los exiliados políticos argentinos en Cuba tenían que viajar a México para expresar opiniones críticas a la dictadura militar. A su vez, el Partido Comunista Argentino (PCA) consideraba que Videla era un militar democratizador, una paloma, y que había que apoyarlo para evitar que asumieran los sectores más pinochetistas, los halcones. El PCA incluso criticó al gobierno norteamericano de Jimmy Carter por denunciar las violaciones a los derechos humanos en la Argentina, alegando el principio de la no intervención en los asuntos internos de otros países.
¿Cuál fue el motivo de esta extraña alianza? Uno de ellos fue que Argentina era el principal proveedor de granos de la Unión Soviética y, como se sabe, Cuba dependía económicamente de la URSS. Pero también hubo una estrategia de la diplomacia de la dictadura militar de tejer todo tipo de acuerdos para evitar ser denunciada en organismos internacionales. Así lo reconoció el embajador Gabriel Martínez, representante argentino en Ginebra durante todo el período militar, al afirmar en una entrevista con Kezia McKeague: “Los cubanos siempre, siempre nos apoyaron, y nosotros los apoyamos a ellos”. De hecho, Cuba se abstuvo de condenar a la dictadura militar argentina en la entonces Comisión de Derechos Humanos de la ONU, sobre lo cual brindó detalles en un libro Graciela Fernández Meijide, quien estuvo presente en dicha ocasión en Ginebra, concluye el portal.
Fuente: Clarín